Vivian Limonta Reyes, una cubana de 31 años y madre de un niño de dos años, fue deportada a Cuba el jueves pasado junto a otras 47 personas. Esta deportación se produjo a pesar de la difícil situación de Vivian, que se encuentra en medio de un proceso emocionalmente devastador.
En declaraciones al periodista Javier Díaz de Univisión, Vivian expresó su dolor y sorpresa: «Estoy destrozadísima. Estoy sin palabras». La madre lamentó la separación forzada de su hijo, señalando: «Nunca pensé que el gobierno de Estados Unidos me fuera a separar de mi hijo así y a deportarme». La situación ha sido difícil de aceptar para ella y su familia.
El esposo de Vivian, Osmani Pérez, quien es ciudadano estadounidense, también mostró su frustración: «La separación de familias no debería existir. Este país siempre se ha caracterizado por cuidar la unidad familiar». Pérez subrayó su decepción con el sistema: «No entiendo cómo no tuvieron en cuenta que Vivian está casada con un ciudadano americano. Yo llevo 31 años en este país, soy ciudadano americano y estoy bien decepcionado».
Pérez intentó detener la deportación de su esposa a través de la oficina del congresista Carlos Giménez. En un comunicado, Giménez expresó su pesar: «Mi despacho congresional lucha incansablemente por los derechos de todos nuestros residentes a pesar de las malas decisiones de esta administración, incluyendo las de admitir a represores castristas a nuestro país mientras castigan a las víctimas como en este caso».
Vivian relató que durante su traslado a Cuba, fue esposada y recibió un trato burlón por parte de algunos funcionarios en La Habana. “Para que vean que ese país es malo y me alegro de que les haya pasado todo lo que les pasó a ustedes, mira cómo los deportaron y cómo los traen como perros”, habría dicho uno de ellos.
El 15 de julio, Vivian fue detenida durante su cita anual con Inmigración en la oficina de ICE en Miramar. Aunque había asistido a citas similares en el pasado, en esta ocasión no pudo salir. En ese momento, le informó a su esposo por teléfono que la iban a mantener detenida para su deportación.
En una entrevista con Telemundo 51 desde el Centro de Detención de Pompano Beach, Vivian había declarado: «Yo no me veo en Cuba para nada, ni me veo alejada de mi hijo tampoco. No es justo que un niño de 2 años con ADHD se quede solo. Una condición por la que el niño debe tener terapia del habla no es justo que lo separen de su mamá”. Vivian también expresó su rechazo a la separación familiar, diciendo: “No separen familias. No es justo que separen familias. No creo que yo sea un peligro para estar aquí en esta sociedad”.
El caso de Vivian Limonta resalta las complejidades y desafíos del sistema migratorio estadounidense. Participante del programa MPP desde 2019, enfrentó dificultades para asistir a una cita de corte, lo que llevó a la orden de deportación en ausencia bajo el documento I-220B. Este caso evidencia el impacto de las políticas migratorias en las familias y la difícil realidad que enfrentan muchos solicitantes.