El régimen cubano reconoció el viernes pasado el aumento en el problema de niños y adolescentes trabajando en Cienfuegos, pero ha puesto toda la culpa en las familias, evitando asumir responsabilidad por la crisis social y económica que atraviesa el país.
El periódico oficialista 5 de Septiembre citó a la teniente coronel Marilín Cuellar Valdivia, Jefa del Órgano de Menores del Ministerio del Interior en Cienfuegos. Cuellar no dudó en criticar a las familias de estos menores, señalando que “en la mayoría de los casos, es una actividad incitada por los propios familiares adultos, o al menos permitida por ellos”.
Cuellar aclaró que esta situación, que considera una indisciplina, no debe ser vista como “algo normal” y observó que es más frecuente en los consejos populares de Caonao, Tulipán y Junco Sur.
El portal de noticias también destacó que es común ver a niños y adolescentes vendiendo productos como frutas de temporada, incluyendo mangos, aguacates y mamoncillos.
En cuanto a las áreas de baño, como playas y ríos, el sitio web oficialista criticó a las familias por la falta de supervisión y cuidado de los menores, responsabilizándolas de los incidentes fatales que se han registrado en años anteriores. Sin embargo, las autoridades solo mencionaron que estos incidentes ocurrieron porque los menores estaban solos o, en algunos casos, acompañados de sus padres sin un control efectivo, sin abordar la falta de socorristas en las zonas de baño.
La teniente coronel Cuellar expresó preocupación por la presencia de menores en lugares recreativos hasta altas horas de la noche y la madrugada, sin la compañía de adultos. Esta situación los expone a riesgos delictivos y a posibles indisciplinas sociales, como el consumo de cigarrillos y bebidas alcohólicas.
Cuellar también mencionó el incidente durante el concierto de El Bebecito, donde varios menores fueron sorprendidos subiendo las tapias del Tropisur, lo que ejemplifica una clara indisciplina.
Además, culpó a las familias por los peligros que enfrentan los menores en las vías públicas al circular en bicicletas, motorinas o coches de tracción animal sin adultos. También alertó sobre los riesgos de los juegos de fútbol y otros deportes en las calles, que no solo dificultan el tránsito, sino que aumentan la probabilidad de accidentes.
La teniente coronel hizo un llamado a prestar atención a los adolescentes de 12 a 15 años que huyen de sus hogares, a menudo debido a maltrato o insatisfacciones, y que en la mayoría de los casos no viven con sus padres. Aunque instó a reportar estos casos para facilitar la búsqueda, el artículo del periódico oficialista omite mencionar la responsabilidad del régimen en la protección de los menores.
El portal de noticias recordó que, de acuerdo con las leyes cubanas vigentes, como la Constitución, el Código de las Familias y el Código Penal, se define claramente la responsabilidad de los adultos en el cuidado de los menores y las medidas que se pueden aplicar a quienes no cumplan con este deber.
El problema de los niños y adolescentes trabajando no es exclusivo de Cienfuegos ni es nuevo. En mayo, se vieron dos niños en La Habana vendiendo dulces para ganarse la vida, una escena que se ha vuelto familiar en Cuba. Aunque la ley cubana prohíbe el trabajo infantil y protege los derechos de los menores, según la Carta Magna y el Código de Trabajo, la prensa oficialista ha tenido que reconocer la existencia de esta problemática, exacerbada por la mayor crisis económica en la historia del país.
Una investigación del periódico Sierra Maestra reveló que estudiantes de primaria faltan a clases para trabajar y ayudar a sus familias. Este fenómeno, que el régimen criticó durante décadas atribuyéndolo al capitalismo y asegurando que “en la Revolución eso no pasa”, sigue siendo una realidad preocupante.