En la provincia de Artemisa, Cuba, un grupo de ciudadanos ha tomado la justicia en sus propias manos al secuestrar a una mujer acusada de estafa. Esta dramática situación se ha dado a conocer a través de las redes sociales, donde se ha narrado cómo la mujer, junto con dos hombres, llegó a la localidad de Alquízar en un taxi amarillo con la intención de comprar 2000 MLC. A pesar de haber asegurado que la transferencia había sido realizada, el dinero nunca llegó a la tarjeta de los vendedores, lo que desató la furia de los habitantes.
Según la denuncia compartida en las redes: «Esta mujer fue hoy a Alquízar, provincia Artemisa, a casa de unas personas, con dos hombres en un taxi amarillo a comprar 2000 MLC. Hicieron la transferencia y de La Habana llamaron que el dinero no había entrado a la tarjeta». Este mensaje pone de manifiesto la gravedad de la situación y el nivel de desconfianza generado entre los involucrados.
En un giro inesperado, los dos hombres que acompañaban a la mujer se dieron a la fuga, dejando a la presunta estafadora sola en el lugar. Ante esta situación, los dueños de la casa decidieron tomar medidas extremas y encerraron a la mujer, manteniéndola bajo estricta vigilancia. «Tienen a la mujer bajo vigilancia en la casa y no quiere hablar, está muy tranquila», continúa el reporte. Esta acción muestra la desesperación de las víctimas por recuperar su dinero y la falta de confianza en las autoridades para resolver el problema.
Las supuestas víctimas del fraude han declarado que no liberarán a la mujer hasta que sus cómplices devuelvan el dinero robado. Para presionar aún más, han decidido no proporcionarle ni comida ni agua. «Le cayeron a trompones y no habla. ¡Importante, la policía tiene conocimiento y dicen que no se meterán! Bueno, no sabremos el final», añade la denuncia. Esta situación pone en evidencia la gravedad del problema de la delincuencia y la percepción de impunidad en la región.
La activista cubana Idelisa Diasniurka Salcedo Verdecía ha intervenido, haciendo un llamado urgente a quienes conozcan a la familia o a los cómplices de la mujer para que devuelvan el dinero. «Si conocen a la familia o a los que andan con ella, que regresen el dinero, sino no sabemos qué harán con ella. ¡Sigan jugando con el sacrificio de las personas, COMPARTAN!», escribió. Este llamado refleja la desesperación y la urgencia de encontrar una solución a la problemática.
La situación en Artemisa sigue siendo tensa y el desenlace de este acto de justicia vigilante es incierto. La comunidad espera que se resuelva el conflicto de manera pacífica y que se logre recuperar el dinero perdido. Mientras tanto, este caso ha dejado al descubierto las profundidades de la desesperación y la falta de confianza en el sistema judicial, llevando a algunos a tomar medidas extremas para proteger sus intereses.