Gladys Escandell Pérez, la madre del fallecido actor cubano Carlos Massola, expresó su profundo pesar por la muerte de su único hijo este sábado. Carlos Massola, quien falleció en La Habana el pasado miércoles 3 de julio, había sido una figura controvertida por sus críticas abiertas al régimen cubano.
En un video publicado en el medio independiente Cubanet, Gladys agradeció las muestras de respeto y solidaridad recibidas por parte de amigos de su hijo, incluyendo a directores y actores cubanos, aunque también criticó a quienes han emitido opiniones malintencionadas sobre su hijo y su muerte.
“A todas las personas que se han solidarizado con su muerte, se los agradezco muchísimo, pero también hay personas que no han dicho las verdades como se dicen”, comentó en el video. Añadió que, a pesar del dolor, ha recibido llamadas de compañeros de trabajo de su hijo, quienes se han solidarizado con ella.
Gladys relató que, en los días previos al fallecimiento de Carlos, él decidió encerrarse en su cuarto durante cuatro días y se negó a recibir atención médica, ni siquiera abriendo la puerta a su madre. “Carlos se negó a ir al médico, él se sentía mal y yo por no disgustarlo, porque él se sentía mal, no le abrí el cuarto, si le decía por la puerta que tenía que ir al médico, pero él se negó”, explicó, defendiendo su actuación y aclarando que fue una decisión tomada por su hijo.
La madre del actor, visiblemente afectada, hizo un llamado a aquellos que han divulgado información incorrecta: “Si él se encerró en ese cuarto es porque no quiso ver médico, no quiso ver nada. Fue su decisión”. Con lágrimas, Gladys pidió respeto: “Carlos era mi único hijo, ¿quién no ama a un hijo?, por favor, respeten un poco”.
Carlos Massola, de 62 años, falleció de un shock hipovolémico, según dictaminó un médico de la familia. Su cuerpo fue incinerado, cumpliendo su última voluntad. El proceso de traslado del cadáver fue complicado y denunciado por su hija en redes sociales, indicando que tuvieron que esperar siete horas por un carro fúnebre antes de que los bomberos pudieran llevar el cuerpo a la funeraria Bernardo García en la calle Zanja.
La figura de Carlos Massola se había vuelto incómoda para el régimen cubano debido a sus constantes denuncias contra los abusos del gobierno. A pesar de esto, su muerte no fue reconocida por ninguna institución cultural oficial ni por los medios de prensa estatales.
El silencio oficial fue roto solo por la Asamblea de Cineastas Cubanos, que publicó un texto modesto más de 24 horas después del deceso, en el cual lamentaron su muerte y mencionaron su rebeldía política con eufemismos.
