El gobierno cubano admitió este miércoles que la situación económica del país «continúa siendo muy tensa», aunque observó una desaceleración en el crecimiento de los precios. Durante una reunión del Consejo de Ministros, el nuevo titular de Economía y Planificación, Joaquín Alonso Vázquez, presentó cifras que reflejan una leve mejora en algunos indicadores económicos, aunque subrayó que la inflación sigue siendo un problema significativo.
En su intervención, Alonso Vázquez indicó que «la inflación mensual mostró en abril una ligera desaceleración: de 4.07 en marzo a 2.13.» Sin embargo, reconoció que esto no implica una reducción de los precios, sino que «siguen creciendo, pero a menor ritmo». Comparando con marzo de 2023, la inflación interanual, que alcanzó un 46.4%, ha venido disminuyendo paulatinamente.
Pese al tono optimista del informe, que resaltaba mejorías en sectores específicos como el precio del níquel, el carbón, el tabaco mecanizado y los servicios médicos, la reunión no abordó estrategias concretas para «seguir desacelerando» la inflación. Este fenómeno sigue afectando gravemente a las familias cubanas, cuyo poder adquisitivo ha quedado seriamente mermado, al punto de que el salario mínimo apenas cubre el costo de un cartón de huevos o dos kilogramos de pollo.
El economista cubano Pedro Monreal, en un análisis basado en los datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI), informó que en abril la inflación oficial superó el 2%, influenciada especialmente por el precio de los alimentos. «A pesar de la moderación de la inflación oficial mensual de Cuba en abril, esta superó el 2%, un nivel que se ha rebasado en 12 de los últimos 16 meses», detalló Monreal en un hilo de X.
Monreal subrayó que los incrementos más significativos en abril se registraron en “bebidas alcohólicas y tabaco” y en “transporte”, sectores asociados a decisiones económicas gubernamentales. Sin embargo, el mayor impacto en la inflación general se concentró en los alimentos, especialmente en comercio y gastronomía. Durante los primeros cuatro meses del año, el aumento del precio de la carne de cerdo tuvo un efecto notable en la división de “alimentos y bebidas no alcohólicas”, evidenciando el fracaso de la política agropecuaria que ha encarecido una fuente crucial de proteína en la dieta cubana.