Vuelven las interminables colas para comprar combustible en las gasolineras de La Habana

Redacción

La inflación desbocada en Cuba, que ha aumentado un 1.500% en los últimos seis años, se suma ahora a las largas colas para comprar combustible, que empiezan a verse en La Habana. Esta imagen, aunque no es nueva ni exclusiva del interior del país, ahora se extiende a la capital. Según un vídeo publicado por El Toque, la ciudad ya tiene largas filas de carros que ocupan cuadras enteras esperando para abastecerse en las gasolineras.

“Treinta horas pasó un amigo para abastecerse,” señaló un internauta llamado Carlos. “Por eso mismo el dólar no puede perder valor,” añadió Gustavo. “Vergüenza da,” lamentó Ariadna. “En Cuba no hay nada que funcione bien, solo la represión y la vigilancia son efectivas,” recalcó José.

En marzo pasado, la prensa oficialista sacó pecho de que la subida del precio de los carburantes, de un 500% de un día para otro, había acabado con las colas y los coleros en los servicentros de Cuba. Sin embargo, casi tres meses después, los precios siguen disparados y las largas filas de carros que necesitan echar combustible han vuelto, a pesar de una medida que muchos ciudadanos consideraron que no tenía sentido en un país con salarios tan bajos y una tasa de pobreza disparada. El régimen argumentó que la medida se tomó para “corregir las distorsiones” que preocupan a Miguel Díaz-Canel.

Poco antes de que entrara en vigor el ‘paquetazo’, los cubanos se lanzaron a comprar combustible, y las colas no se hicieron esperar. El actor y humorista Otto Ortiz fue uno de los que documentó la odisea que pasó para cargar combustible en un Cupet de La Habana, relatando en redes sociales que las formas de pago habilitadas para la bancarización no funcionaban y no se podía pagar en efectivo.

Un mes después de la subida del precio del combustible, las colas en las gasolineras se extendieron por todo el país, demostrando que la crisis de combustible es un hecho en toda Cuba. Hasta ahora, el régimen no ha dado señales de que tenga el control de la situación o maneje algún tipo de solución.

Detrás de las colas siempre hay escasez. En medio de la desesperación, los cubanos han llegado incluso a crear grupos en Facebook para ayudarse mutuamente. Uno de estos grupos, llamado “Dónde hay Combustible (Gasolina y Petróleo)”, con el logo de Cupet como foto de perfil, anuncia en qué puntos de venta de la capital hay disponibles ambos productos.

El exministro de Economía, Alejandro Gil, quien fue destituido e inmerso en una investigación judicial por corrupción, había anunciado la subida del precio del combustible en la Isla. Gil argumentó que el petróleo y la gasolina no podían seguir siendo subsidiados por el Estado porque, según él, Cuba estaba vendiendo el combustible más barato del mundo.

Gil alegó en diciembre de 2023 que no podían seguir vendiendo combustible “subsidiado” porque no tendrían dinero para comprar otro barco de petróleo. “¿Quién lo paga?”, se preguntó. Un mes después, fue destituido y comenzó a ser investigado.

Las colas para comprar combustible no son solo una molestia diaria, sino que representan un síntoma más de la profunda crisis económica que afecta a Cuba. La escasez de combustible afecta a todos los aspectos de la vida diaria, desde el transporte hasta la operación de negocios y servicios esenciales.

La situación se agrava por la falta de transparencia y comunicación efectiva del gobierno. Las medidas tomadas hasta ahora, como el aumento de precios, no han resuelto la escasez y solo han añadido más presión a una población ya asfixiada por la inflación y los bajos salarios.

En este contexto, la desesperación lleva a la gente a buscar soluciones improvisadas y a depender de redes informales para obtener información y recursos. Los grupos en redes sociales se han convertido en una herramienta vital para muchos, demostrando una vez más la resiliencia y creatividad de los cubanos frente a las adversidades.

La falta de una solución clara y efectiva por parte del gobierno cubano deja a la población en un estado de incertidumbre y frustración. Mientras las colas para el combustible continúan creciendo, la necesidad de un cambio estructural y de políticas que realmente aborden los problemas económicos se hace cada vez más evidente.