Adquirir un auto nuevo en Cuba ha sido, hasta ahora, algo parecido a una fantasía de ciencia ficción. Los cubanos se han visto obligados a comprar y vender los mismos vehículos antiguos, algunos de los cuales han sido mejorados, mientras que otros no han recibido el mismo cuidado. En abril, el gobierno cubano anunció una actualización en la política de importación de autos. Esto plantea una pregunta crucial: ¿quiénes se beneficiarán realmente y cuáles son las novedades?
A finales de abril, el gobierno cubano reveló una actualización en su política de comercialización de vehículos en la isla. Según informes de la presidencia, el Ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez, prometió algunos cambios que aún no se han precisado en detalle. Sin embargo, en medio de una crisis económica, la expectativa generada por este anuncio fue enorme.
El Ministro de Transporte, Eduardo Rodríguez, señaló: “Es algo que ha sido una petición de la población y que creemos que va a traer un impacto importante y sobre eso detallaremos próximamente una vez aprobada la propuesta”. Esta declaración sugiere que el gobierno está intentando responder a las demandas populares, aunque muchos detalles todavía son inciertos.
Las reacciones de los cubanos no se hicieron esperar. Algunos comentarios reflejan esperanza y escepticismo a partes iguales: “Lo que se necesita es libre mercado en todo y para todos, detrás esas políticas discretas siempre hay beneficios para unos pocos”. Otros se mostraron optimistas: “Para el cubano es una gran noticia y sería lo ideal, si en verdad esto crea una nueva facilidad para el que pueda comprar, al menos que sea a crédito”. Sin embargo, también hubo voces más pesimistas: “No me hago ninguna ilusión con ese anuncio. Eso no va a hacer para los que trabajamos”.
La importación de autos a Cuba desde Estados Unidos es un tema candente. Un reporte actualizado de El Toque detalló que, para importar un auto desde Estados Unidos en 2024, a un precio de 20 mil dólares, se deben añadir 6 mil dólares en impuestos y otros 10 mil para «logística y documentación». Además, el costo del flete se estima en unos 8 mil dólares. Así, el total para un solo cliente puede ascender hasta 50 mil dólares.
Estos costos hacen que la importación de autos sea una opción viable solo para una minoría adinerada. Los datos indican que, aunque los costos de importación no son triviales, siguen siendo accesibles para un segmento de la ciudadanía cubana en Estados Unidos, concentrado en la franja de mayor poder adquisitivo. Esto supera con creces las posibilidades de la media de la comunidad emigrada cubana.