Fidel Pérez Michel, un renombrado actor cubano, cuya trayectoria artística se extiende más allá de las fronteras de la actuación, empezó su carrera en la música y nunca se alejó completamente de ella. Quienes sientan curiosidad y busquen su nombre en Internet encontrarán un video de Fidel interpretando la canción «Al final», además de clips de sus participaciones en «Día y Noche» y numerosas entrevistas en las que comparte detalles de su vida y carrera con gran generosidad.
Nacido en 1952 en Sibanicú, Camagüey, Fidel dio sus primeros pasos en Santa Cruz del Norte. En su familia no había precedentes artísticos, sin embargo, él se aventuró a aprender guitarra y también practicaba deportes. Su fascinación por el cine comenzó en su infancia con las películas del oeste que solían transmitirse a las siete de la tarde. “Me identificaba con el Capitán Maravilla, me ponía una toalla a modo de capa, hasta llegué a saltar del escaparate”, confesó en una entrevista en «El Arañazo».
En 1961, en Camagüey, el periódico local anunció una audición para formar una orquesta en la escuela de arte. Fidel y su compañero de aula, Joaquín Betancourt, ambos estudiantes de primaria en ese entonces, decidieron apuntarse. Aunque Joaquín asistió, Fidel decidió no ir, movido por su apego a su madre con quien vivía, ya que era hijo único y su relación con su padre no era la mejor.
Después de completar el servicio militar, las opciones de empleo de Fidel eran limitadas, centradas principalmente en la agricultura. Una prima que trabajaba en Radio Cadena Agramonte, sabiendo de su interés por el arte, le informó sobre una convocatoria abierta. “Yo seguía con mi música y había visto algunos festivales de aficionados en las FAR. Me presenté ante un reconocido actor, Alejandro Lugo, con un monólogo que había preparado basado en algo que vi en una película de Cine del Hogar”, recordó durante una entrevista.
Así comenzaron sus primeros pasos en el mundo del espectáculo. Se integró a un grupo dramático de radio, un medio que le apasiona enormemente. “Con el radio dramatizado, no me gustaría hacer televisión. No puedo vivir sin este”, comentó, hablando sobre la creatividad y la interpretación, evocando a maestros como Oscar Luis López y su técnica de narra-acción simultánea.
De ser actor de radio en Camagüey, se mudó a una emisora en La Habana. En una conversación recordaba, “¿hiciste de extra en la televisión?”, a lo que él respondió, “todos los indios que se perdieron los hice yo”. Explicó que en aquella época para entrar en pantalla se debía comenzar haciendo de extra. Su primer rol lo obtuvo en las aventuras de El Indio Arimao, con Carlos Gilí. “Era una escena en vivo, me herían de muerte y, antes de fallecer, solo decía el nombre del asesino”.
Para 1970, ya estaba inscrito en la Escuela de formación de actores del ICRT. Al graduarse, comenzaron los éxitos televisivos. Durante una buena temporada, Fidel fue el galán soñado por muchas jóvenes cubanas. Participó en «El Conde de Montecristo» (1972), «La flecha de oro» (1977), «Ramona» (1978), «Rosas a crédito» (1980), y «Horizontes» (finales del 70-inicios del 80). Abrió el año 1980 filmando una película en Nicaragua sobre la revolución de ese país. Todo era un continuo de conquistas…
El año 1983 marcaría un antes y un después en su vida. Sufrió un accidente grave el 23 de enero, camino de regreso de una fiesta en un pueblo cercano a Baracoa, a la que inicialmente no quería ir. Mientras regresaba a La Habana, el jeep en el que viajaba, bajo un fuerte aguacero, colisionó con un camión. El impacto le causó amnesia y severas lesiones físicas. Fidel estuvo diez días en coma y sufrió múltiples fracturas, incluyendo una clavícula que se incrustó en uno de sus pulmones. Fue tratado en el Hospital Militar Carlos J. Finlay.
Durante su convalecencia, Fidel experimentó visiones y oyó voces, lo que incrementó su inclinación hacia lo espiritual. La nación cubana se paralizó, muchos rezaron por su recuperación, aunque los pronósticos no eran alentadores. Sin embargo, después de solo diez días en coma y cinco de recuperación, salió caminando del hospital. A los seis meses estaba de gira nacional y, al año, después de varias operaciones, se incorporó al elenco de la aventura «El Jaguar» (1984), marcando su retorno triunfal a las pantallas.
En 1991, en el puente Almendares en La Habana, en medio del Período Especial, se filmaba «Día y Noche». Hay una escena icónica en la que su personaje, El Puri, mata a otro delincuente, Tito. Fidel reveló que durante esa escena, tanto él como su compañero estaban medio ebrios. Aquel personaje fue un desafío significativo para él, especialmente porque hasta entonces había sido encasillado como galán. “La mayoría de las cosas que decía mi personaje las improvisé yo. Los asesores fueron receptivos. Dije que quería ser un tipo guapo, delincuente, pero inteligente”, comentó sobre su enfoque para el personaje, que ha permanecido en la memoria colectiva de los espectadores.
En 1993, tras la muerte de su madre y devastado por la pérdida, Fidel dejó Cuba. Durante esa etapa trabajó como animador y cantante en un restaurante, donde una de las bailarinas con quien tenía un show le propuso ir a México para animar en un club nocturno. Pasó cerca de un año entre Cancún y Mérida, y luego abrió su propio bar en Cancún, «El Melao», donde estuvo cerca de tres años. Durante una visita, el gran actor cubano César Évora, con quien había compartido en «Su propia guerra», le sugirió volver a la televisión. Participó en castings para Televisa y consiguió un papel en «Abrázame muy fuerte» (2000) como «El mano negra».
Poco tiempo después, Fidel llegó a Miami, donde ha residido durante los últimos veinte años. Allí ha tenido participaciones esporádicas en producciones, incluyendo «El Happy Hour» en América TeVé, «Decisiones» y la telenovela «El cuerpo del deseo» (2005) en Telemundo, además de pasar por cadenas como Venevisión y Univisión.
Aunque en los últimos años no ha tenido grandes roles en producciones notables, Fidel menciona que no se adapta al ritmo de las rutinas televisivas en Miami. En 2019, con 67 años, conducía «Luces y sombras» junto a su esposa Mimi, un programa transmitido en vivo desde Facebook donde abordaban temas espirituales, religiosos y paranormales con el público.
A pesar de llevar más de dos décadas fuera de Cuba, Fidel afirma: “Cuba está en mi corazón y se va a ir conmigo. Al pueblo cubano le debo todo”.