La reciente publicación de la Resolución 63/2024 en la Gaceta Oficial de la República de Cuba ha desatado un intenso debate en torno a los nuevos precios de los cigarros y tabacos que entrarán en vigor a partir del viernes 12 de abril. Esta decisión, justificada por los dirigentes castristas como una medida para enfrentar el déficit fiscal del país, ha generado controversia entre los ciudadanos.
El ministro de Finanzas y Precios, Vladimir Regueiro Ale, explicó que la subida de precios contribuirá a la reducción del déficit fiscal y permitirá movilizar nuevos recursos financieros para respaldar gastos sociales en áreas prioritarias como educación, salud, deporte y cultura. Sin embargo, esta medida ha despertado críticas por parte de la población, especialmente considerando el contexto económico actual de la isla.
La ministra de Comercio Interior (Mincin), Betsy Díaz Velázquez, recordó que los cigarros y tabacos no son considerados productos de primera necesidad y fueron excluidos de la distribución de la canasta básica durante la crisis económica. A pesar de ello, debido al desabastecimiento y acaparamiento en el año 2022, estos productos fueron incorporados de forma controlada en la red de bodegas para mayores de 18 años.
Los nuevos precios, que entrarán en vigencia el 12 de abril de 2024, afectarán a una variedad de productos como cajetillas de cigarros negros y rubios, así como tabaco para consumo nacional, con tarifas que oscilan entre los 10 y 60 CUP por unidad. Sin embargo, se mantendrán sin modificaciones los precios de algunas marcas en cadenas de tiendas específicas.
La distribución de estos productos será gradual, con solo un 30% de la red de establecimientos estatales disponibles para la venta desde el primer día de implementación de los nuevos precios. La ministra explicó que esto se debe a la complejidad de la distribución, dada la limitada cantidad de fábricas de cigarros en el país y las difíciles condiciones económicas en que operan.
A pesar de los cambios en los precios, el objetivo productivo sigue siendo ambicioso, con la expectativa de que cada cubano mayor de 18 años consuma cuatro cajetillas de cigarros al mes. Esta medida plantea interrogantes sobre su viabilidad y su impacto en la salud pública y la economía del país.
