El presidente Miguel Díaz-Canel admitió el jueves que la percepción pública en Cuba sobre la disponibilidad de productos básicos es “muy crítica y muy negativa”, identificando “cuatro dimensiones fundamentales” en esta problemática.
La primera dimensión señalada es la temporalidad, refiriéndose a las interrogantes de la población sobre los retrasos en la distribución de los productos, que antes se entregaban de manera más ágil. Díaz-Canel atribuyó estos retrasos a un “fraccionamiento” en la entrega de productos en los últimos meses.
En cuanto a la “otra dimensión”, el mandatario mencionó la calidad de algunos productos de la canasta básica. Además, abordó la composición de la canasta, señalando la ausencia o irregularidad de ciertos productos. La última dimensión abordada fue el esfuerzo por asegurar el suministro de alimentos, especialmente crucial para aquellos cubanos sin familia en el extranjero que dependen exclusivamente de lo provisto por la libreta de abastecimiento.
Estas declaraciones se dieron en la segunda edición del programa “Desde la Presidencia”, donde Díaz-Canel busca promover la transparencia, respondiendo a críticas y dudas planteadas sobre afirmaciones previas de la ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, respecto a la seguridad en el suministro de la canasta básica. Entre las preocupaciones citadas estaban la ausencia de azúcar, reportada en 40 municipios de once provincias, la falta de café durante tres meses, interrogantes sobre la entrega de huevos, y quejas sobre la escasez de picadillo, pollo y la baja calidad de la leche para dietas especiales.
Como parte de las respuestas a estas inquietudes, el viceministro primero de Comercio Exterior, Oscar Pérez-Oliva, aseguró que habría disponibilidad de arroz hasta junio y suficiente trigo para garantizar el pan en ese periodo.
Díaz-Canel inició su programa con el objetivo de “aclarar estados de opinión” y explicar las razones detrás de las dificultades con la canasta básica, apuntando a la habitual explicación de la necesidad de importar, la falta de fondos y el aumento de precios.
La ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz, reconoció que la situación no es puntual, sino que se ha mantenido durante los últimos dos años, con la desaparición de productos como pastas y fósforos, y la incapacidad de recuperar otros como café, aceite, productos cárnicos y huevos. Según Díaz, la “altísima dependencia de las importaciones”, afectada por la falta de financiamiento y el aumento de precios, ha reducido la capacidad de compra, resultando en una distribución fraccionada que incrementa el consumo de combustible, especialmente en zonas remotas como el Plan Turquino, donde a veces es necesario distribuir hasta tres veces en un mes.