La cubana Heydi Sánchez Tejeda rompió el silencio tras ser deportada a la isla el pasado jueves, donde dejó claro el dolor tan grande que está viviendo al estar separada de su hija pequeña.
«Mi nombre es Heydi Sánchez Tejeda, como ya casi todos me han visto, soy la muchacha que deportaron a Cuba este jueves», arrancó diciendo entre lágrimas, agradeciendo el apoyo que ha recibido en estos días tan duros y contando, con el corazón en la mano, el drama que atraviesa.
Heydi explicó que su niña, hoy su motor, su razón de ser, fue fruto de un milagro después de 28 años luchando contra la infertilidad. “Nunca pude quedar embarazada. Mi niña es mi vida, es mi todo”, confesó, dejando ver la desesperación que la consume estando lejos de ella.
«Me están matando lentamente, cada noche que duermo sin ella, cada vez que veo que de mi pecho se bota la leche que no le puedo dar», soltó con un nudo en la garganta.
En su testimonio, Heydi relató que, aunque a veces puede hablar con su pequeña, la niña la llama pidiéndole su «teti» y rogándole que esté a su lado. Un pedido inocente que, lamentablemente, no puede cumplir.
Con el alma en la mano, Heydi pidió ayuda urgente a todos los que puedan echarle una mano para reunirse de nuevo con su hija. «Les pido por favor una vez más que nos ayuden, que sigan haciendo todo lo que esté a su alcance», imploró. «Me falta mi vida, me falta mi todo. Pónganse la mano en el corazón y ayúdennos, por favor», insistió con la voz quebrada.
La joven madre también tuvo palabras de agradecimiento para quienes han compartido su historia y para todas esas personas, sobre todo madres, que entienden el vacío inmenso que se siente al no poder abrazar cada noche a su bebé.
Un caso que remueve conciencias en la comunidad cubana
La historia de Heydi Sánchez Tejeda no ha pasado por alto. Las redes sociales y la comunidad cubana en el exterior han reaccionado con una ola de apoyo, justo en un momento donde las deportaciones y las separaciones familiares siguen dejando secuelas emocionales y humanitarias profundas.
A pesar de tener en sus manos el formulario I-220B, que le permitía quedarse en Estados Unidos mientras se resolvía su proceso, Heydi fue detenida de forma repentina y llevada al Centro de Detención de ICE en Miami. Sin darle mucha vuelta, al otro día la subieron a un avión junto a otros 81 cubanos y la mandaron de vuelta a Cuba.
El golpe más duro fue que su hija de apenas un añito quedó en Estados Unidos bajo el cuidado de su padre, Carlos Yuniel Valle. La separación abrupta cortó de raíz el vínculo madre-hija, en un momento crucial donde la bebé todavía dependía de ella para amamantar.
Una comunidad indignada por la deportación de Heydi
La deportación de Heydi provocó un estallido de indignación en redes sociales. Muchos cubanos en el exilio expresaron su dolor, su rabia y su incomprensión ante políticas migratorias que, a todas luces, parecen no tener ni un poquito de compasión.
El caso de Heydi Sánchez Tejeda se ha convertido en símbolo del drama que viven cientos de familias cubanas, víctimas de decisiones frías que no miden el costo humano de separar a una madre de su hijo.