En un acto que ha dejado a muchos con el corazón encogido, Lourdes Elena, cuidadora de una gatica llamada Lulita, denunció en redes sociales un crimen brutal ocurrido en Mayarí, Holguín. Según contó la joven en el grupo de Facebook Revolico Mayarí, tres vecinos habrían lanzado a la pobre Lulita desde un tercer piso, para luego rematarla a golpes y soltarle un perro encima hasta causarle la muerte.
La historia, que ha corrido como pólvora en las redes, señala como responsables a Mabel Rodríguez, Manolo Gutiérrez y Alexander Delgado, quien, para colmo, sería nada menos que el presidente del CDR del edificio. Una muestra más de cómo algunos, en lugar de proteger, terminan siendo los primeros en dañar.
La denuncia de Lourdes no quedó solo en su muro. Fue replicada por las páginas de Bienestar Animal Cuba (BAC) tanto en Holguín como en La Habana, donde también se publicaron fotos de los acusados y detalles que erizan la piel. Según BAC, dos vecinos confirmaron la caída y el posterior abuso, y las imágenes compartidas muestran claramente que las heridas en la gatica coinciden con un acto de violencia salvaje.
El grupo animalista ya envió el caso, junto con pruebas y testimonios, a la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) y a la Delegación Provincial de Sanidad Animal, pidiendo que se abra un expediente bajo el amparo del Decreto-Ley 31, artículo 9, que sanciona la crueldad animal con resultado de muerte. Hasta ahora, las autoridades no han dicho ni esta boca es mía.
Mientras tanto, BAC ha pedido apoyo a todo el que pueda aportar evidencias: fotos, videos o cualquier testimonio que ayude a esclarecer lo sucedido. «Tu información puede ser decisiva para que los culpables enfrenten las consecuencias legales», dijeron en su mensaje público, asegurando que mantendrán a la comunidad informada sobre cualquier avance.
Indignación en las redes: Cuba clama por justicia animal
El caso de Lulita ha provocado una verdadera ola de indignación. Cientos de personas han comentado con dolor y rabia la situación, criticando, además, la debilidad de las leyes cubanas en materia de protección animal.
Esteban Vázquez, visiblemente frustrado, se preguntó: «¿Dónde está la famosa ley de protección animal? Aquí todo queda en una multica y ya». Mientras, María Victoria Durán Casal fue aún más contundente: «La crueldad ya cruzó todos los límites. No podemos permitir que un acto así termine en una simple multa. Esa gente está enferma y representa un peligro para la sociedad».
Otros, como Mara Leyva, recordaron que el daño no solo fue al animal, sino también a su tutora: «Esto no es solo maltrato animal, es maltrato psicológico a un ser humano. La muerte brutal de un ser querido, sea de cuatro patas o dos, deja una herida profunda».
Omi Delgado, por su parte, tiró duro contra el marco legal actual: «Aquí hace falta una ley de verdad, no esa bobería que tenemos ahora, porque pagan la multa y al rato hacen lo mismo con otro angelito indefenso».
Y Jeanne Yong no dejó pasar el hecho de que uno de los señalados sea dirigente del CDR: «Si así actúa el presidente del CDR, imagínate tú el resto. ¡Justicia ya! Y que caiga sobre ellos todo el peso de la ley. No podemos seguir mirando para el lado».
Un decreto que no da la talla
Desde abril de 2021, Cuba cuenta con el Decreto-Ley 31 de Bienestar Animal. Pero, como dice el cubano de a pie, del dicho al hecho hay un buen trecho. Los animales callejeros siguen desprotegidos, y el sistema veterinario apenas puede atender las necesidades básicas.
A todo esto se suman otras vergonzosas denuncias recientes: leones famélicos en zoológicos, gatos robados para ser cocinados, lechuzas vendidas como mercancía en Facebook. Cada historia, un retrato más del abandono y la impunidad que sufren los animales en la isla.
La exigencia de activistas y amantes de los animales es clara: hace falta una ley de verdad, con dientes, que proteja a quienes no tienen voz. Porque mientras no se castigue con firmeza la crueldad, estos horrores seguirán repitiéndose, dejando un rastro de dolor y vergüenza que ni el sol del Caribe puede borrar.