Heydi Sánchez Tejeda está viviendo un drama que le parte el alma, después de ser deportada desde Tampa y separada de su bebé de apenas un añito. Entre lágrimas, esta joven madre cubana contó su dolorosa historia en una entrevista con Telemundo, dejando claro que el golpe ha sido fuerte, de esos que no se curan fácil.
«Mi niña me pedía los pechos…», relató entre sollozos, explicando que aún estaba lactando cuando la deportaron. «Mis pechos me duelen, tengo que botar la leche para que no me lastime más», confesó, con una angustia que atravesaba la pantalla. «¿Cómo creen que me siento botando el alimento de mi hija? ¡Dios mío, solo tiene un año!», exclamó.
El caso de Heydi ha tocado las fibras más profundas de la comunidad cubana en el sur de la Florida, donde quedaron su esposo y su pequeña. La joven fue detenida el 22 de abril durante una cita rutinaria de inmigración en Tampa. Sin previo aviso, agentes del servicio migratorio le dijeron que sería arrestada y deportada, a pesar de tener una petición familiar activa para regularizar su estatus.
Aunque Heydi está casada con un ciudadano americano y su solicitud de residencia iba viento en popa, su situación era más frágil de lo que parecía. Entró a Estados Unidos bajo el programa «Quédate en México» (MPP) y, durante ese tiempo, fue víctima de un secuestro en tierras mexicanas. Eso le impidió asistir a su segunda cita ante la corte migratoria, y como resultado, recibió una orden de deportación en ausencia.
La abogada Claudia Cañizares, que lleva su caso, explicó que aunque Heydi reingresó a Estados Unidos con esa orden vigente, no fue deportada inmediatamente debido a las restricciones de la pandemia. En ese tiempo, se casó, tuvo a su hija y cumplió religiosamente con todas sus citas ante las autoridades migratorias. Sin embargo, los intentos legales por reabrir su caso no dieron frutos, y ahora enfrenta esta dura separación.
El caso de Heydi expone una de las grandes grietas del sistema migratorio en Estados Unidos, donde los trámites interminables y decisiones burocráticas acaban rompiendo familias enteras.
La abogada Rosalí Chaviano, en declaraciones a América TeVé, explicó que el famoso formulario I-220B, bajo el cual estaba Heydi, no protege a nadie de una deportación. Es solo una orden de supervisión para personas que ya tienen una orden de salida pendiente. Y aunque Heydi cumplía con sus presentaciones ante el ICE, el riesgo siempre estuvo latente.
Chaviano fue clara: «Llevar un abogado el mismo día de la cita no cambia nada. Si ICE decide actuar, lo hace sin mirar atrás». Además, recordó que las prioridades actuales de deportación incluyen a quienes tienen órdenes vigentes, como en el caso de Heydi.
A todo esto se suma un nuevo matiz: las autoridades cubanas están recibiendo, casi con los brazos abiertos, a los migrantes jóvenes, profesionales y sin antecedentes penales. «Prefieren a quienes pueden regresar a la isla a trabajar, a servir», comentó Chaviano, apuntando que el régimen cubano no muestra el mismo interés por los que ya llevan años fuera o tienen historiales complicados.