La polémica influencer cubana Cinthya Medrano, mejor conocida en las redes como La Cintumbare, abrió su corazón en una entrevista reciente, donde soltó todos los detalles sobre su deportación de Estados Unidos. Según ella misma contó, todo lo vivió sabiendo bien en lo que se estaba metiendo.
Desde que los agentes de migración la agarraron, La Cintumbare tenía claro que el final sería el avión de regreso a Cuba. Nada de ilusiones ni sorpresas. Consciente de que quedarse presa podía ser un infierno de meses o hasta años en centros de detención, la artista ideó una estrategia un poco loca pero efectiva: portarse mal para acelerar su salida del país.
«Yo sabía que si ICE me detenía, me iban a deportar. Siempre lo supe. Por eso me porté mal, para que me deportaran rápido y no estar ni siete, ni ocho meses, ni un año presa», soltó sin pelos en la lengua durante su charla con La Familia Cubana.
Todo empezó el 11 de enero, cuando venía manejando de Las Vegas rumbo a Houston. En un chequeo fronterizo rutinario, le cayeron arriba los oficiales, revisaron sus papeles y, plim, encontraron que tenía una orden de deportación colgando desde hacía rato.
Aunque al principio todo parecía viento en popa, en cuanto saltó el dato de su situación migratoria, la separaron de su acompañante y la mandaron directo para un centro de detención.
La Cintumbare no la tuvo fácil. Pasó primero por «la pecera», una celda helada donde meten a los recién detenidos, y después la trasladaron a un centro de migración más grande. Más tarde, acabó en una cárcel de Orlando, mezclada con mujeres acusadas de delitos pesados, algo que, según ella, fue una tremenda injusticia. «Yo no soy una criminal, no tenía por qué estar allí», reclamó.
En ningún momento firmó su deportación voluntaria, porque eso implicaba tener que pagarse de su bolsillo el boleto de vuelta. Así que decidió aguantar presión y esperar que el gobierno cargara con los gastos, lo cual terminó pasando: «Me mandaron para Cuba en un vuelo en primera clase», contó entre risas.
En total, se pasó casi dos meses encerrada, entre traslados, papeles y trámites. Pero nunca perdió el enfoque. Como dijo ella misma: «Siempre decía: ‘Voy para mi casa’. No me dejé vencer».
Cuando aterrizó en el Aeropuerto José Martí, se armó tremendo revuelo. La gente la reconoció enseguida, y aquello fue un corre-corre que casi paraliza la terminal. Desde entonces, La Cintumbare ha vuelto a enfocarse en su música, preparando nuevos proyectos y tirando pa’lante.
Su deportación no fue un castigo improvisado. Desde octubre de 2023 tenía una orden en su contra por no presentarse a varias audiencias migratorias, cosa que terminó pasándole factura.
Ahora, desde su tierra, La Cintumbare ha prometido «llenar estadios en Cuba» y, como es costumbre en ella, no se calla ante las críticas. En sus redes responde sin miedo, diciendo que está feliz en su país y que su vida sigue a todo tren, más allá de lo que digan los demás.