Miguel Díaz-Canel Bermúdez volvió a montarse en el show, esta vez visitando el Instituto Politécnico Agropecuario Manifiesto de Montecristi, en el municipio tunero de Jobabo. El 25 de abril, mientras Cuba entera se revolvía por los apagones históricos, el gobernante sacó tiempo para «constatar» cómo van los proyectos de desarrollo local… o al menos los que lucen bien para la foto.
Con la corriente en candela y la paciencia del cubano más corta que nunca, hacía falta levantar un poco la moral del pueblo. Y para eso, nada mejor que sacar pecho con los resultados de este politécnico, que, según cuentan, combina la producción agrícola, la educación técnica y el autofinanciamiento a golpe de iniciativas locales y apoyo internacional.
El centro presume de tener «todas las líneas de productos agrícolas», desde semillas de tabaco y granos hasta producción de ladrillos, leche y servicios veterinarios. También garantizan el autoabastecimiento de viandas y hortalizas para su comunidad. Y como si fuera poco, cuatro de sus maestros están echando un pie para doctorarse en Ciencias, algo que el mandatario no dejó pasar por alto en sus elogios.
Díaz-Canel aplaudió a rabiar el esfuerzo del colectivo docente y estudiantil, destacando que, gracias a sus propios ingresos, han podido comprar sistemas de riego, medios de protección y maquinaria agrícola. Propuso incluso que este modelo se copie en otros politécnicos del país y no se aguantó en subrayar la exportación de productos como el quimbombó, la berenjena y el famoso boniato de capa roja.
Pero mientras en Jobabo todo era aplausos y cifras bonitas, el cubano de a pie seguía peleando en su barrio con la misma rutina de apagones, falta de comida y desesperanza. Porque una cosa es el discurso bien montado para las cámaras, y otra muy distinta la vida real de los trabajadores y estudiantes que, tras el evento, regresan a casas sin corriente y con neveras vacías.
Aunque el IPA de Jobabo se alza como una chispa en medio del apagón nacional, su historia es apenas una gota en un mar de crisis económica, alimentaria y energética que no da señales de aflojar.