La falta de gas licuado sigue haciendo estragos en Cuba, y la estatal Cubapetróleo (CUPET) salió al paso este viernes para confirmar lo que ya muchos temían: la escasez sigue y no hay señales claras de mejora.
Desde Camagüey, la Unidad Empresarial de Base de Distribución de Combustibles aclaró el enredo que andaba rodando por las redes como pólvora. Resulta que volvió a circular una noticia vieja —del 30 de enero, nada menos— sobre la supuesta llegada de un barco cargado de gas licuado a Santiago de Cuba y después a Nuevitas. Pero esa información ya está más vencida que un yogurt de la bodega, y al parecer, provocó un revuelo tremendo entre la gente.
La entidad fue bien clara: “Hasta ahora no ha entrado ningún barco de gas licuado y el déficit sigue en todo el país”, dijeron en su página de Facebook, pidiendo a la población que no se deje llevar por cuentos y se informe solamente a través de los canales oficiales, o llamando a los teléfonos habilitados para eso.
La confusión no es nueva, porque en abril también CUPET tuvo que salir a desmentir otra bola que corría como el viento: la de que el gas se iba a vender en dólares. En ese entonces, la empresa dejó claro que «el gas sigue vendiéndose en pesos cubanos», y que si algún día cambian las reglas del juego, se anunciará oficialmente, no a través de «radio bemba».
La realidad es que la crisis energética en Cuba está más dura que nunca. El combustible escasea, los apagones se hacen eternos, y los servicios básicos apenas aguantan. En medio de todo este caos, no es de extrañar que los rumores encuentren terreno fértil y crezcan como la hierba mala.
Mientras tanto, el pueblo sigue fajao para sobrevivir. Conseguir un poco de gas se ha convertido en una odisea: largas colas, madrugones y muchas veces la espera se queda en nada. Algunos vecinos comentan, entre resignación y nostalgia, que «estamos volviendo a cocinar con leña y carbón, como en los tiempos viejos».