La cosa en Cuba está que arde con el tema del internet libre. Esta vez, la Aduana General de la República (AGR) encontró tres dispositivos Starlink camuflados dentro de televisores que llegaron desde Estados Unidos a la provincia de Holguín.
El propio Wiliam Pérez González, vicejefe primero de la AGR, soltó la bomba este domingo en su perfil de X. Según contó, gracias a la «pericia y preparación» de sus muchachos, lograron descubrir el invento. Aplicaron medidas estrictas, aunque como es costumbre, no soltaron ni media pista de cuáles fueron.
Una cacería contra el internet libre
Este hallazgo no llega de casualidad. El régimen cubano lleva rato apretando las tuercas para frenar el uso de Starlink, ese internet satelital que pasa olímpicamente por encima del control estatal de ETECSA.
Desarrollado por SpaceX, la compañía del magnate Elon Musk, Starlink permite conectarse desde cualquier rincón del mundo, sin necesidad de depender de cables, torres ni permisos oficiales. En Cuba, representa una vía directa hacia la libertad de conexión, algo que evidentemente no le gusta ni un poquito al gobierno.
Desde hace meses, las autoridades vienen sonando la alarma. Han catalogado estos equipos como ilegales, peligrosos y una amenaza para el «control del espectro radioeléctrico». Para ellos, tener un Starlink en casa sin permiso es como jugar con fuego.
Pero en la calle, la historia es otra
Aunque la narrativa oficial es de mano dura, en la práctica muchos cubanos ya se están conectando por esta vía, según reveló una reciente investigación del medio independiente el TOQUE. El Starlink no debería estar operativo en la isla, pero ya hay señales de que está dando sus primeros pasos clandestinos.
Eso sí, tener uno de estos equipos en Cuba no es cosa barata. En el mercado informal, un kit completo de Starlink se mueve entre los 1,300 y 1,800 dólares, lo que equivale a más de 500,000 pesos cubanos, según las tasas actuales del cambio en la calle.