Cuando uno piensa que ya lo ha visto todo en Cuba, llega Sandro Castro, el nietísimo de Fidel, a demostrarnos que siempre puede haber algo más ridículo. Esta vez apareció transformado en «Vampirach» para intentar vender, a toda costa, la cerveza Cristal… esa misma que ya nadie quiere ni ver.
En su nuevo intento desesperado, Sandro se metió en personaje y grabó un video en un parque de la Avenida Paseo, en pleno corazón de La Habana. Ahí, en plan vampiro de utilería, interactuó de forma bastante grotesca con un grupo de muchachas jóvenes que simplemente estaban tomándose unas cervezas. El show fue tan incómodo como surrealista.
De repente, Sandro irrumpe y suelta la joyita del «modo falpismo en acción», una frase que dejó a todos con cara de «¿qué acabo de escuchar?». Con una connotación sexual bastante explícita, el nieto de Fidel llevó su contenido a un nivel aún más bajo. Porque si algo sabe hacer este «Vampirach» es cruzar todos los límites del mal gusto.
Entre risitas y frases forzadas, Sandro grita «¡Cristach!», una burda deformación del nombre de la cerveza Cristal. Ahí queda claro que no está para bromitas: su objetivo es vender esa cerveza devaluada como sea. No importa el ridículo, ni el mensaje. Todo vale si al final alguien compra.
Lo más inquietante es el fetichismo que envuelve su estrategia. Sandro no solo sexualiza el consumo de cerveza, sino que además presenta a las mujeres jóvenes como una especie de recompensa para quien bebe. Usa el simbolismo erótico del vampiro para disfrazar una campaña de marketing desesperada y muy, pero muy mal pensada.
Y ojo, porque esta estrategia no es nueva. Desde hace meses, Sandro viene usando su caricatura de «Vampirach» para tratar de darle una cara fresca, juvenil y sexy a la Cristal. Lo que intenta es tapar el enorme desprestigio de esta cerveza, que hace años dejó de ser un orgullo cubano para convertirse en motivo de chistes.
¿Sabías que en 2023 la Cristal fue catalogada como una de las peores cervezas del mundo? El sitio BeerAdvocate, palabra mayor para los amantes cerveceros, le dio apenas 65 puntos. Quedó en el puesto 30,174 de todas las evaluadas y en el lugar 211 de su categoría. ¡Una verdadera vergüenza para una marca que en su tiempo fue respetada!
Las reseñas no se guardaron nada: la llamaron «básica», «pobre», «sin carácter» y «refrescante solo si no hay más nada». Beber Cristal hoy en día en Cuba es más una necesidad que una elección, especialmente con la tremenda crisis de abastecimiento que azota el país.
Mientras en el mundo la cultura cervecera crece con calidad y respeto, en Cuba nos queda ver cómo intentan meternos por los ojos una cerveza de mala calidad usando personajes caricaturescos y estrategias absurdas. Porque aquí, lamentablemente, no manda el buen gusto… manda la escasez.
