La congresista María Elvira Salazar no suelta la pelea por los cubanos que están bajo la condición migratoria I-220A en Estados Unidos. En su más reciente mensaje, dejó claro que no piensa rendirse hasta lograr que estos compatriotas puedan optar por el parole humanitario y, más adelante, acogerse a la Ley de Ajuste Cubano.
Salazar, que ya se ha ganado el apodo de la voz de los cubanos en Washington, lleva rato empujando iniciativas para que quienes tienen este permiso temporal —que hoy por hoy no garantiza camino seguro a la residencia— puedan regularizarse de una vez.
La congresista no se anda por las ramas cuando dice: «Son medio millón de cubanos, jóvenes, trabajadores, gente que no quiere vivir del gobierno, sino echar pa’lante y hacer grande esta economía». Y no quedó ahí, porque también soltó que «cada día que el Congreso federal sesiona, ella alza la voz por la 1-220».
El tema del I-220A ha sido un dolor de cabeza para miles de cubanos en los últimos años. Aunque este documento les permitió pisar suelo americano, no los pone automáticamente en ruta hacia la residencia permanente, dejándolos en un limbo legal que desespera a más de uno.
Claro, tanta pelea le ha traído a Salazar más de un dolorcito de cabeza. Hace poco, una valla en el Palmetto Expressway la llamó «traidora», una jugada impulsada por el Caucus Hispano Demócrata de Miami-Dade. Pero María Elvira no se dejó amilanar y respondió con tremenda cubanada: «Quisiera ver si ellos pueden hacer lo que estoy haciendo yo… Y eso que este es el trabajo donde más duro he dado y menos me han pagado».
Mientras unos le tiran, la comunidad de cubanos I-220A no se queda callada. Instaló seis vallas en agradecimiento, dejándole saber que no está sola en esta pelea.
En su cuenta de X, la congresista celebró el avance de uno de los suyos con un grito que dice mucho: «¡Una más liberada!». Y enseguida reafirmó su compromiso: «No olvido a los que siguen detenidos ni a los miles atrapados en un limbo legal. ¡La lucha no para hasta que tengan el parole que merecen!».
Salazar está confiada en que, con el viento a favor del Congreso republicano y el empujón de la administración Trump, se logrará que los cubanos con I-220A consigan su parole, se conviertan en ciudadanos americanos y, quien sabe, un día puedan regresar a la Isla que los vio nacer, pero ya con su pasaporte estadounidense en la mano y con ganas de reconstruir su tierra.