El dolor se apoderó de un barrio entero en Santiago de Cuba este jueves. Familiares, amigos y vecinos se unieron para despedir a Melissa Castillo, una joven madre que fue brutalmente apuñalada por su expareja en su propia casa, mientras sus hijos pequeños presenciaban la tragedia.
El cementerio de la ciudad se llenó de rostros rotos por el dolor. Hasta allí llegaron decenas de personas que querían darle el último adiós a Melissa. Las imágenes, compartidas por el comunicador independiente Yosmany Mayeta Labrada, mostraron un ambiente desgarrador: llanto, abrazos apretados y un clamor unánime de justicia.
Todo ocurrió en el edificio 25 de su reparto, donde Melissa vivía junto a sus dos niños. Un lugar que solía ser su refugio se convirtió en el escenario de su muerte. El agresor, un hombre guantanamero y padre de los pequeños, irrumpió en la vivienda armado con un cuchillo y la atacó sin piedad.
Pero no solo Melissa fue víctima de este horror. Su actual pareja y un tío que intentaron defenderla terminaron gravemente heridos. Ahora, ambos luchan por su vida en el hospital, en estado crítico. La tragedia, lejos de detenerse en la muerte de Melissa, dejó una estela de dolor que todavía no termina.
Según contaron vecinos a Mayeta Labrada, todo apunta a que el ataque fue impulsado por los celos. Melissa ya había terminado su relación con su agresor hacía tiempo, pero eso no evitó el desenlace fatal. Como tantas otras historias, esta muestra lo peligroso que puede ser romper con alguien que no acepta un «no» como respuesta.
En redes sociales, las imágenes del cortejo fúnebre —con el féretro rumbo al Instituto de Medicina Legal— rompieron corazones. Familiares, vecinos y conocidos acompañaron a Melissa en su último viaje, entre sollozos, oraciones y gritos desesperados pidiendo justicia.
La tristeza también se desbordó en Facebook. Una vecina, que solía ver a Melissa en la iglesia, escribió: “Una madre sin vida y unos niños tan pequeños sin su madre… Dios, haz algo con esta situación. Hombres que matan como si fueran animales sin alma”. Las redes se llenaron de mensajes parecidos, todos marcados por la impotencia y la rabia.
Otro comentario, igual de desgarrador, preguntaba lo que muchos sienten: “¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo van a seguir matando mujeres en Cuba como si fueran de su propiedad? ¡Basta ya!”. La indignación crece porque, lamentablemente, historias como la de Melissa no son aisladas.
El asesinato de Melissa Castillo en Santiago de Cuba ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad urgente de una ley integral contra la violencia de género. En Cuba, organizaciones feministas llevan años pidiendo que se tipifique el feminicidio y se creen mecanismos de protección real para las víctimas. Pero hasta hoy, esas demandas siguen sin respuesta.
Para rematar la indignación, todavía no se ha confirmado si el agresor ha sido detenido. Mientras tanto, una comunidad entera llora la pérdida de Melissa y exige que su muerte no quede impune.