Raúl Castro volvió a dejarse ver en público este sábado, y no fue en cualquier ocasión: el General de Ejército acudió a la Nunciatura Apostólica de La Habana para firmar el libro de condolencias tras el fallecimiento del Papa Francisco.
La Presidencia de Cuba no tardó en compartir fotos del momento, confirmando además que Miguel Díaz-Canel y otros peces gordos del régimen se sumaron al homenaje en nombre del Estado, el Gobierno y el pueblo cubano.
Las autoridades cubanas aprovecharon el acto para resaltar la figura del Papa Francisco, a quien describieron como un incansable promotor de la paz, la hermandad entre los pueblos y un luchador nato en la búsqueda de soluciones sostenibles a los grandes retos de este mundo loco.
Durante el encuentro, Raúl Castro expresó al Nuncio Apostólico que Cuba sentía de corazón la partida de Su Santidad, mostrando un tono solemne y afectuoso que pocas veces se ve en estos actos oficiales.
También aprovecharon para recordar el cariño que Francisco siempre mostró hacia el pueblo cubano, así como su papel clave en el fortalecimiento de los lazos entre la Santa Sede y el Gobierno de La Habana, en esos tiempos en que la diplomacia y el respeto todavía tenían su espacio.
La muerte del Papa Francisco ha estremecido al mundo entero, despertando manifestaciones de luto en cada rincón donde se reconocía su lucha incansable por el diálogo, la justicia social y la defensa de los más humildes.
Este sábado fue un día grande en Roma: más de 200,000 personas se congregaron en la emblemática Plaza de San Pedro para darle el último adiós. El funeral fue presidido por el cardenal Giovanni Battista Re, y las palabras que se escucharon allí destacaron su compromiso inquebrantable con la paz y los pobres.
Cuba no faltó en la despedida: Salvador Valdés Mesa encabezó la delegación que representó a la isla en este adiós histórico. Después de la ceremonia, el féretro de Francisco recorrió las calles de Roma hasta llegar a la basílica de Santa María la Mayor, donde fue enterrado en una ceremonia privada, lejos del bullicio, como tal vez él habría querido.