Parece que el nieto del mismísimo Fidel Castro no se cansa de reinventarse… o al menos de llamar la atención. Esta semana, Sandro Castro encendió las redes sociales tras ser captado en plena farándula, en lo que parece ser su nueva “faceta artística”: animador de fiestas en bares nocturnos de La Habana.
La escena fue en el Bar Bom Apetite, justo en el Paseo Marítimo de Playa, donde Sandrito —como muchos lo conocen— subió a la tarima con el desenfado que ya lo caracteriza. Con micrófono en mano, lanzó su ya conocida mezcla de frases absurdas y poses extravagantes ante un público que no sabía si aplaudir o grabar incrédulo.
“Papi, ¿quién es Sandrito? ¡Yo soy el vampirash!”, exclamó entre risas, antes de soltar su famoso “lema” que parece salido de una película de humor absurdo: “El vampirash con la crishtash, ¡viva la tortilla!”. Y aunque parezca increíble, la gente lo siguió. Manos al aire, aplausos, y hasta coreografías improvisadas acompañaron el show.
El momento, como era de esperarse, quedó grabado por una clienta y en cuestión de horas reventó en redes sociales, desatando una ola de comentarios, la mayoría cargados de indignación, burla y frustración.
“El pueblosh con hambresh y apagonesh, y este haciendo el ridículosh”, “Tiene récord Guinness en papelazos”, “Fidel debe estar revolcándose”, fueron apenas algunas de las reacciones que inundaron el post original. Y es que para muchos cubanos, ver al nieto de quien fuera la figura más poderosa del país durante décadas, bailando y diciendo disparates mientras el pueblo sigue lidiando con la miseria diaria, es un trago amargo.
Del Bar Efe al circo digital
Sandro, además de nieto de Fidel, es también el dueño del Bar Efe en el Vedado. Hace meses viene dando de qué hablar por sus contenidos en redes: apariciones con influencers polémicos como Santy Ogbetuá y La Cintumbare, discursos sin sentido dedicados al pueblo y un tono cada vez más excéntrico, por no decir desconectado de la realidad.
Uno de los momentos más cuestionados fue aquel video de marzo, donde, rodeado de amigas, “felicitó” a las mujeres cubanas en su día, llamándolas “esos malditos animalitos” mientras llevaba colgado del cuello un panty femenino como si fuera una bufanda.
