La crisis del transporte en La Habana se volvió a poner fea este miércoles, y esta vez le tocó el turno a las populares “Gazelles” (también conocidas como MetroTaxis), que se quedaron sin gasolina y, por ende, sin poder circular.
La noticia no cayó como una bomba… cayó como una maldita lluvia ácida en plena cola del P-3. Transportación Habana (TH) lo soltó en sus redes con un tono casi resignado: “Nuestras queridas Gazelles no pudieron abastecerse de combustible anoche, lo que significa que hoy no podremos brindar el servicio habitual”. Y así, sin más, miles de habaneros amanecieron con menos opciones para moverse.
¿Alternativas? Se mencionaron, pero como siempre, sin mucha carne en el hueso. Nadie aclaró qué rutas tendrían otros medios ni si esos “otros medios” iban a tener ruedas, motor y ganas de moverse.
La gasolina escasea y la paciencia también
Todo esto ocurre en un momento en que el país no da pie con bola en lo energético. El Sistema Eléctrico Nacional alcanzó anoche un déficit de 1,901 megavatios durante el horario pico, una cifra que suena tan alta como los niveles de desesperación. Ese apagón nacional de las 8:10 p.m. rompió récords, y no de los buenos.
La culpa —según la Unión Eléctrica (UNE)— es del cóctel explosivo de siempre: averías por aquí, mantenimiento por allá, y combustible que brilla por su ausencia. Y eso sin contar la falta crónica de inversiones que arrastra el sistema como una cadena oxidada.
Para colmo, la patana de Melones, clave para la generación distribuida, está entre las más afectadas. Así que si te estabas preguntando por qué los apagones han durado hasta 20 horas en algunas provincias, ahí tienes una parte de la novela.
¿Y la energía solar? Bien, gracias
Mientras tanto, el gobierno sigue vendiendo la idea de que los parques solares son el futuro… pero por ahora, ese futuro no alumbra ni para cargar un celular. La producción solar apenas alcanzó 1,064 MWh, una gota en el desierto frente a la sed energética de todo un país.
Las redes sociales no perdonan
Como ya es costumbre, la indignación popular no tardó en estallar en Internet. Algunos usuarios se lo tomaron con humor negro: “No hay gasolina para las Gazelles, pero seguro sí para los desfiles del 1ro de Mayo”. Otros, simplemente se preguntaban cómo iban a llegar al trabajo, al hospital o a hacer una gestión urgente en una ciudad donde caminar kilómetros bajo el sol ya no es un lujo, sino una necesidad.
La suspensión de los MetroTaxis no es solo un problema de transporte: es otro síntoma de una crisis que se extiende por cada rincón de la vida diaria en Cuba. Un país donde hasta lo más básico, como moverse de un lugar a otro, se convierte en una odisea sin rumbo fijo.
Y así seguimos… con el tanque vacío, el calor arriba y una Habana cada vez más inmóvil.