Un video que circula en Instagram, subido por el perfil @vismark_break_free44, ha dejado a muchos con un nudo en la garganta. En él aparece una abuela cubana, con la cara marcada por los años y el corazón cargado de angustia, sosteniendo los 1,500 pesos que acaba de cobrar de pensión, y soltando una frase que duele: “¿Qué voy a comprar con esto?”
La respuesta no tarda en llegar… y no es alentadora. Una vecina se le acerca y le ofrece un pomo de aceite. ¿El precio? Justamente esos 1,500 pesos cubanos. Todo un mes de trabajo de toda una vida, gastado en un solo artículo de primera necesidad.
Una historia que se repite en miles de hogares
No sabemos el nombre de esta señora, pero su historia no es única ni aislada. Es el mismo drama que viven miles de abuelitos por toda Cuba, quienes después de haber entregado décadas de sudor al país, hoy se encuentran sobreviviendo entre apagones, medicamentos que no aparecen y una inflación que no da tregua.
La vejez en Cuba se ha convertido en una etapa de lucha diaria. Muchos viven completamente solos, porque sus hijos o nietos ya tomaron rumbo hacia otros países, buscando el pan que aquí falta. Otros, aun teniendo familia cerca, dependen de la bondad de los vecinos para resolver un plato de comida o algún medicamento básico.
Un país que olvida a sus mayores
Estos adultos mayores, que lo dieron todo por el sistema, hoy caminan entre sombras, olvidados por ese mismo Estado que alguna vez les prometió cuidado y gratitud. La vejez que merecía descanso, ahora es un campo de batalla contra la escasez, la soledad y la indiferencia.
El rostro de esta abuela es el reflejo de una verdad incómoda: el sistema no solo les falló, los dejó atrás. Les robó la dignidad de una vejez tranquila y los condenó a estirar cada peso como si fuera chicle, mientras los precios suben como globos sin control.
La pregunta de esa señora no necesita respuesta. Ya la tiene Cuba entera.