Una vez más, el cielo sirvió de puente para el regreso forzado. Este jueves, 82 cubanos fueron deportados desde Estados Unidos a la isla en un vuelo chárter, según confirmó el Ministerio del Interior (MININT) a través de su cuenta oficial en X.
En este grupo, según detalló el comunicado, viajaban 74 hombres y ocho mujeres, todos devueltos a territorio cubano como parte de las operaciones de retorno que se han venido intensificando desde 2023.
Otro vuelo más… y van 25
Este reciente operativo marca el cuarto vuelo de deportación desde suelo estadounidense en lo que va de 2025, aunque el primero del año, ocurrido en enero, se manejó en silencio total: ni EE.UU. ni Cuba soltaron prenda sobre los detalles.
Desde que en abril del 2023 el gobierno de Joe Biden decidiera retomar las deportaciones directas a Cuba, ya suman 25 vuelos ejecutados bajo esta modalidad. La cuenta sigue creciendo y la tensión migratoria, lejos de calmarse, sigue generando titulares y angustia.
Un año que arranca con cifras pesadas
Con esta última devolución, ya van 15 operativos de repatriación realizados en 2025 desde distintos países de la región, acumulando un total de 450 personas devueltas a la isla. Y todo apunta a que el número seguirá subiendo, en medio del esfuerzo conjunto (y lleno de altibajos) de Washington y La Habana por frenar las salidas irregulares.
Según las autoridades cubanas, estos vuelos se enmarcan en los acuerdos migratorios bilaterales, que buscan controlar el éxodo masivo y cumplir con lo pactado años atrás. Sin embargo, la realidad sobre el terreno político es otra.
Relaciones bilaterales: cada vez más frías
El ambiente entre La Habana y Washington sigue más tenso que un alambre de tender ropa. El pasado 17 de abril, Donald Trump —en plena campaña y con sus declaraciones siempre al límite— anunció que suspendería de forma indefinida las conversaciones migratorias bilaterales, esas mismas que tradicionalmente se celebraban dos veces al año.
Esto deja en el aire muchas dudas sobre cómo seguirán funcionando estos operativos de deportación, ya que se tratan, precisamente, de acuerdos que dependen del diálogo entre ambos gobiernos. Pero con la mesa rota y el ruido político de fondo, lo único claro es que los migrantes cubanos siguen en el centro de una jugada geopolítica que parece no tener fin.
Mientras tanto, en cada vuelo que aterriza con retornados, se suman historias de sueños truncos, caminos duros y familias que vuelven a empezar… o al menos, lo intentan.