Si alguna vez pensaste que los cementerios eran lugares de silencio y respeto eterno, prepárate para cambiar de idea. Las imágenes recientes del Cementerio Chino de La Habana están dando la vuelta en redes por una razón que da escalofríos: el abandono. Literalmente, hay huesos al aire, tumbas destrozadas y una maleza que se ha tragado lo que alguna vez fue un lugar sagrado.
Este cementerio, que fue la última gran necrópolis construida en la capital cubana allá por el siglo XIX, está hoy hecho pedazos. Así lo dejó claro la creadora de contenido Mire Nebot (@mire.nebot), quien se lanzó a explorar el sitio en un video que mezcla historia, magia y una dosis nada pequeña de horror urbano. Lo que encontró allí parece sacado de una película de suspenso… pero es 100% real.
En su recorrido, Mire mostró caminos devorados por la vegetación, estructuras a punto de caerse, y lo más impactante: restos humanos expuestos sin protección alguna. Sí, leíste bien. Huesos visibles entre tumbas abiertas, sin la más mínima señal de mantenimiento o respeto.
Y es que estamos hablando de un lugar con peso histórico. Fundado en 1893 y declarado Monumento Nacional en 1996, este cementerio es una joya patrimonial que honra a la comunidad china que echó raíces en Cuba. El diseño fue obra del arquitecto Don Isidro A. Rivas, quien lo planeó con una visión simbólica que conecta el cielo, la tierra y el más allá. Todo pensado para que los espíritus tengan paz… aunque hoy en día, lo que hay es puro caos.
Aun así, entre la ruina, todavía resisten algunos obeliscos, capillas y los llamados “muritos chinos” —esas construcciones bajas y rectangulares típicas que solían resguardar los restos con dignidad. Y eso sin contar los vestigios de rituales como la quema de incienso o el papel moneda, pruebas vivas del sincretismo entre la religión oriental y las creencias afrocubanas.
Lo triste es que, a pesar de esa riqueza espiritual y cultural, nadie parece estar cuidando del lugar. Los usuarios en redes estallaron con indignación. “Esto es una falta de respeto a la memoria histórica”, comentaban unos. “Se están perdiendo nuestras raíces orientales”, decían otros.
El Cementerio Chino no es solo un campo santo. Es un espejo de la historia migratoria cubana, un testimonio de la mezcla cultural que nos define y un sitio lleno de misterio que hoy clama por ser rescatado. Si seguimos dándole la espalda, lo que queda de este lugar sagrado podría desaparecer… y con él, un pedazo de la identidad cubana.