Después de un mes y pico de angustia, Yadira Cantallops por fin volvió a abrazar a su niño. Esta holguinera, que fue detenida en marzo por agentes de ICE en Miramar, Florida, recuperó su libertad tras pasar 41 días en un centro de detención en California.
La noticia fue confirmada por el periodista Daniel Benítez, quien aseguró que Yadira ya está con su familia y ahora podrá seguir peleando su caso de asilo desde fuera del encierro.
Un respiro tras semanas de incertidumbre
Yadira, que llegó a Estados Unidos con su esposo Ernesto en enero de 2022 por la frontera sur, se encontraba amparada bajo el formulario migratorio I-220A, un documento que hasta hace poco se consideraba una especie de libertad supervisada. Sin embargo, ese mismo papel fue el que provocó su detención repentina mientras asistía a una cita rutinaria con inmigración.
Después del arresto, fue enviada a California, lejos de su familia en Florida. El juez que atendió su caso le fijó una fianza de 1,500 dólares, que afortunadamente pudo pagar para volver a casa. Su hijo, ciudadano estadounidense, podría jugar un rol clave en el proceso migratorio que ahora continúa.
No fue la única… y eso preocupa
Ese mismo día, otra cubana, Denisa Reyes, también fue arrestada en las oficinas de ICE de Miramar. Aunque se le concedió una fianza —más alta, de 6,000 dólares—, aún no hay confirmación oficial de su liberación.
Ambas mujeres forman parte de un grupo creciente de cubanas detenidas desde el 13 de marzo de 2025, todas bajo el I-220A. El primer caso que encendió las alarmas fue el de Mailén González, también detenida en una cita de rutina. Su caso generó tal revuelo que la comunidad cubana en Miami salió a la calle a exigir justicia.
Al día siguiente, ya se hablaba de una tercera mujer detenida, y en menos de una semana la cifra subió a por lo menos seis. Todas con el mismo perfil: cubanas, con I-220A, sin antecedentes penales, y capturadas en citas programadas con inmigración.
Un patrón que despierta temores
Los relatos que han salido desde los centros de detención son duros. Una madre cubana de 33 años fue trasladada desde San Antonio hasta Luisiana, y denunció condiciones pésimas y un trato que, según ella, fue “humillante”.
Muchas de las detenidas dicen no haber recibido ninguna explicación clara al momento del arresto, lo cual ha encendido todas las alarmas en la comunidad migrante cubana. El miedo está latente entre quienes tienen el mismo estatus migratorio y deben presentarse a sus citas con ICE.
¿Una luz al final del túnel?
El 29 de marzo se supo que una de estas cubanas logró salir en libertad gracias al apoyo de activistas, medios y redes sociales. Fue un paso importante, pero todavía hay otras esperando por justicia.
El caso de Yadira es una bocanada de aire, una noticia que alegra, pero que también recuerda que la incertidumbre migratoria sigue pesando fuerte sobre los hombros de miles de cubanos en EE. UU. Y mientras el sistema no dé respuestas claras, lo único que queda es seguir visibilizando estas historias y no dejar solas a las que aún están encerradas.
