En La Güinera, uno de esos barrios habaneros donde todo el mundo se conoce, una historia de película se volvió viral, pero no por ficción, sino por lo insólito del drama. Nathaly Montero, joven residente de Arroyo Naranjo, denunció en redes sociales que su propia madre y su padrastro intentaron meterse en su casa de madrugada, al parecer con intenciones nada santas.
Según Nathaly, todo ocurrió alrededor de la 1:00 de la mañana, cuando se encontró de frente con su mamá, Yahima Peñalba Cruzata, y el padrastro, Adrián Martínez Sotolongo, metidos en el patio de su vivienda como si estuvieran de visita… pero sin invitación.
Al ser sorprendida, cuenta Nathaly, su madre soltó una excusa que ni en las novelas: que se estaba escondiendo de su pareja porque la quería matar. Pero la joven no se tragó el cuento. “Si realmente estuviera en peligro, con todas las paladares que hay por aquí abiertas a esa hora, ¿por qué venir justo a mi casa?”, cuestionó.
Y como para echarle más leña al fuego, asegura que escuchó al padrastro decirle a la madre: “Yahima, sal para que no formen bulla”, antes de desaparecer por los techos del vecindario. Literalmente se volaron como gatos callejeros.
Llamó enseguida a la policía, pero nunca llegaron. Más tarde, cuando fue a hacer la denuncia en la estación del Capri, le soltaron que no podían hacer nada porque “son familia”. La joven quedó en shock, sobre todo cuando le citaron la Ley 159 como justificación legal para no proceder, lo cual, dicho en cubano, le sonó a tremenda justificación para no meterse en líos.
Para colmo, cuenta que la trataron con hostilidad y hasta la amenazaron con que, si enfrentaba a los intrusos, la procesada iba a ser ella. «¿Hasta dónde vamos a llegar?», se preguntó, señalando que en su casa solo viven mujeres, una niña pequeña y una persona mayor. “Estamos vulnerables, y la policía mira pa’ otro lado”, lamentó.
Lo que encendió aún más la indignación fue su sospecha de que su madre y el padrastro son informantes de la policía, razón por la cual, según ella, los protegen. Como si no fuera suficiente, una tía le transmitió un mensaje escalofriante de parte de su madre: “Si de verdad quisiéramos robarte, lo hubiéramos hecho sin que te enteraras”.
Según Nathaly, lo que los delató fue que alguien tropezó con un pedazo de zinc en el patio. “¡Ellos no son improvisados, son ladrones profesionales! Y todos los días salen a lo mismo a esa hora”, denunció en su publicación.
La bomba que soltó Nathaly sacudió las redes, y enseguida llovieron los comentarios. Muchos no podían creer que una madre estuviera envuelta en semejante cosa. Otros no dudaron en mostrar apoyo y le recomendaron ir directo a la Fiscalía o al Ministerio del Interior.
Varios usuarios señalaron que esto no es nuevo, que ya han visto otros casos donde la policía se queda cruzada de brazos porque se trata de “problemas de familia”. También hubo quienes defendieron la idea de que la justicia no debe tener favoritismos por lazos sanguíneos.
Eso sí, no todos estaban de acuerdo con la forma en que Nathaly expuso públicamente a su madre. Algunos opinaban que, por muy duro que sea el asunto, “una madre es sagrada” y que ventilar estas cosas en redes es “fuerte”. Pero la joven fue tajante: su madre ha cometido muchas cosas antes, y ya perdió todo derecho a consideración.
Aunque suene increíble, no es la primera vez que se reporta algo así en redes sociales. En 2023, una cubana que vive en Italia denunció que su propio hermano se le metió en la casa de Centro Habana para robarle, luego de tomar sin permiso las llaves que su padre guardaba.
Lo cierto es que, en una Cuba donde la escasez aprieta y la desesperación toca a la puerta, ni la familia se salva de los conflictos. Pero este caso deja claro que cuando la confianza se rompe, ni los lazos de sangre pueden tapar la herida. Y que muchas veces, la justicia sigue siendo un privilegio, no un derecho.