Desde bien tempranito en la mañana, las redes sociales se encendieron con una supuesta nota del Ministerio de Transporte de Cuba que anunciaba lo impensable: la suspensión total del servicio nocturno de guaguas en La Habana, ese que todo el mundo conoce como la confronta. ¿El motivo? Una ola de vandalismo que, según decían, tenía a los ómnibus bajo ataque.
Pero ya se aclaró todo. ¡Era una fake news con todas las letras! El propio portal oficialista Transportación Habana desmintió la información y dejó claro que nadie ha dado la orden de frenar el servicio.
«No nos vamos a rendir», fue el mensaje claro y directo del comunicado. Aunque reconocieron que la cosa con el combustible está complicada, aseguraron que ni el ministerio ni la empresa tienen intenciones de apagar la confronta. Al contrario, están fajados buscando soluciones y reforzando la seguridad para enfrentar a quienes están dañando los ómnibus.
El vandalismo sigue haciendo estragos
El último hecho lamentable ocurrió el pasado 20 de abril. Un carro de la ruta P13, el número 341, fue atacado a pedradas mientras hacía su ruta nocturna por Arroyo Naranjo. Resultado: un ventanal hecho polvo y otra vez el mismo dolor de cabeza para los choferes y pasajeros.
Desde Transportación Habana están que trinan. Denunciaron que actos como estos “están destrozando nuestra comunidad” y no es exageración. Otro ejemplo: el ómnibus 5248, que operaba en las rutas 37 y A-18, tuvo que salir de circulación por los constantes ataques. Y eso, en un contexto donde cada guagua es oro, golpea fuerte a quienes dependen de ella para ir a trabajar, estudiar o simplemente moverse por la ciudad.
Choferes que ponen de su bolsillo… literal
La cosa está tan dura que hay choferes que, con tal de no dejar botada a la gente, han tenido que pagar de su propio bolsillo piezas para mantener el carro andando. Y mientras ellos resuelven como pueden, otros andan por ahí sembrando caos, piedra en mano y sin pensar en las consecuencias.
«¿Hasta cuándo vamos a permitir que nos destruyan lo poco que tenemos?», se preguntan con dolor desde la empresa. Y es una pregunta que retumba en el pecho de miles de habaneros que, aún con guaguas rotas y horarios reducidos, siguen apostando por el transporte público como su única opción.
Por ahora, la confronta no se detiene, aunque los golpes duelen. El sistema no está en su mejor momento, eso es claro, pero las autoridades aseguran que están haciendo todo lo posible por mantenerlo vivo y seguro.
