En medio de una de las peores crisis económicas y sanitarias que ha vivido Cuba en décadas, el gobierno vuelve a apostar sus cartas al turismo médico, esta vez con una jugada que mezcla lujo, bienestar y delfines.
Sí, así como lo lees. Las terapias asistidas con delfines están de vuelta en los cayos cubanos, específicamente en Cayo Guillermo, como parte de un paquete premium orientado a familias extranjeras con niños que presentan trastornos del neurodesarrollo, como autismo, TDAH o discapacidad intelectual.
La propuesta, que fue desempolvada y presentada con bombo y platillo por la Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos, se dio a conocer durante la feria “Salud para Todos 2025” y el evento paralelo sobre turismo médico celebrado en La Habana. Según reportes del portal Travel Trade Caribbean, esta nueva etapa del programa busca reposicionar a la isla como un destino de “salud y bienestar”, al menos para quienes puedan pagarlo en moneda dura.
El paquete incluye 14 noches en hoteles de la cadena Blue Diamond, acceso diario al delfinario del Starfish Cayo Guillermo, y un plan terapéutico que combina dos horas de rehabilitación clínica con una hora de contacto con delfines. Todo eso en un entorno diseñado especialmente para el confort, con habitaciones sin barreras arquitectónicas, estimulación sensorial natural y menús saludables para completar el combo.
Además, los huéspedes reciben evaluaciones médicas, asesoría nutricional y seguimiento personalizado, en instalaciones que están a años luz de los hospitales ruinosos que enfrentan los cubanos de a pie, donde conseguir una jeringuilla o un analgésico ya es un logro.
El equipo médico, según detallan los organizadores, está compuesto por pediatras, psicólogos y fisiatras, en conjunto con entrenadores del delfinario que, para colmo, hablan inglés fluido, un detalle que brilla por su ausencia en la mayoría de las consultas públicas del país.
Todo esto, claro, mientras el sistema de salud cubano se tambalea entre apagones, escasez de medicinas y hospitales con techos cayéndose. La paradoja salta a la vista: mientras se montan hoteles con terapias exclusivas para extranjeros, millones de cubanos tienen que hacer colas eternas por una pastilla de paracetamol o una cita médica.
Pero el régimen no afloja. A pesar del caos interno, Cuba sigue promocionándose como un «destino integral de salud y calidad de vida», como si las estadísticas del desabastecimiento y los apagones no existieran.
En ese mismo tono optimista, el ministro de Turismo, Juan Carlos García Granda, anunció que la Feria Internacional de Turismo (FitCuba 2025) se celebrará del 30 de abril al 3 de mayo en el parque Morro-Cabaña. Una “acción comercial muy oportuna”, dijo, aunque el país atraviesa apagones de hasta 20 horas y estantes vacíos en las tiendas.
La apuesta es clara: atraer divisas a cualquier precio. De ahí también nace la nueva colaboración entre la Agencia de Viajes Tumey (China) y el Grupo Gaviota, con una aplicación móvil enfocada exclusivamente en el turista chino. Todo muy tecnológico, aunque la infraestructura turística cubana no siempre esté a la altura del marketing.
Para rematar, en ese mismo marco se presentó la línea de cereales Guaní, elaborada especialmente para abastecer al sector turístico. Una iniciativa que contrasta brutalmente con el desabastecimiento diario que sufren los cubanos en sus propias mesas.