Un video compartido en redes sociales ha puesto sobre la mesa una de las realidades más duras y delicadas que se viven hoy en Cuba. Dos mujeres cubanas, entrevistadas de forma espontánea, hablan abiertamente sobre las consecuencias de la crisis económica en la vida de muchas jóvenes en la isla.
Ambas reconocen dedicarse al trabajo sexual, una situación que no ocultan, y de la que no se sienten orgullosas, pero que, según dicen, ha sido una forma de enfrentar la falta de oportunidades. Lo más fuerte del testimonio es cuando señalan que no son las únicas. “Hay hasta muchachitas jovencitas en esto”, comentan con tristeza.
Al hablar de los motivos, la respuesta es directa: “Es por necesidad. Porque hay familias que no pueden comprar ni un par de zapatos, y las niñas quieren verse bonitas, quieren estar en la moda”. Esa frase resume lo que muchas personas en Cuba conocen muy bien: la escasez ha llegado a un punto donde lo básico se ha vuelto un lujo.
Una de las entrevistadas incluso relata una experiencia que tuvo con un cliente que hizo propuestas inapropiadas, algo que la dejó impactada. La conversación, aunque sencilla y sin adornos, revela una realidad que incomoda y que muchos prefieren no mirar de frente.
Lo más preocupante es que, según cuentan, esto no es nuevo. “Ya todo tú lo sabes. Aquí no hay nada oculto”, dice una de ellas, con resignación. Y tiene razón: desde hace años se habla de cómo la situación económica ha empujado a muchas personas, especialmente mujeres jóvenes, a caminos marcados por la desesperación.
En redes sociales, los comentarios no se han hecho esperar. Algunos muestran empatía, otros se indignan. “Esto ha pasado desde siempre, pero ahora se sabe más por las redes”, escribe una usuaria. Otra comenta: “Ninguna joven debería tener que recurrir a esto, pero el país está tan mal que a veces no hay opciones”.
También hay quienes piden que se evite juzgar tan rápido. “Es fácil criticar desde afuera, sin conocer los traumas, la pobreza o la historia detrás de cada persona”, escribió una cubana.
Según cifras oficiales, entre 2011 y 2024 se han registrado casos legales vinculados a explotación y trata, aunque los números siguen siendo bajos en comparación con lo que muchos creen que ocurre en la realidad. A pesar de las estadísticas, el problema no parece desaparecer, y las acciones preventivas no siempre alcanzan a quienes más lo necesitan.
Más allá de los números, queda claro que el país enfrenta una crisis estructural que afecta profundamente a su población más vulnerable. Y que, mientras no se aborden las causas de fondo —la pobreza, la falta de oportunidades y la exclusión social—, estas historias seguirán repitiéndose.
