En medio de otra noche de apagones, con la isla sumida en la penumbra y la gente echando mano a los abanicos de cartón, una chispa de luz rasgó el cielo cubano y dejó a todos boquiabiertos. No era una estrella fugaz ni un OVNI… era el Falcon 9 de SpaceX, que despegó desde Florida como parte de la misión Bandwagon-3.
Así, mientras la corriente se esfumaba en muchos rincones del país, los cielos se convirtieron en un espectáculo gratuito, cortesía de Elon Musk y su flota de cohetes. ¡Al menos algo brilló en Cuba esa noche!

Un destello que cruzó toda la isla
El Falcon 9 despegó a las 8:48 de la noche desde la Estación Espacial de Cabo Cañaveral, en el complejo de lanzamiento 40. El cielo estaba despejado, y eso permitió que miles de cubanos, desde Pinar del Río hasta Guantánamo, pudieran presenciar el fenómeno como si fuera un capítulo de ciencia ficción en vivo.
El meteorólogo Henry Delgado Manzor lo explicó bien claro en sus redes: “La poca nubosidad sobre el archipiélago permitió que mucha gente pudiera verlo. Fue todo un espectáculo para quienes siguen estos temas del espacio y los cohetes”.
Y sí, la isla apagada pero el cielo encendido. Una ironía cósmica, pero al menos fue bonito.
Una misión compartida… como las guaguas llenas
El meteorólogo Ariel Maturell también puso su granito de ciencia: la misión Bandwagon-3 es parte del programa Smallsat Rideshare, que básicamente es como una guagua espacial donde varios satélites se montan en un solo viaje. Así, varios clientes comparten el lanzamiento y se ahorran un billete.
Este lanzamiento es el tercero de este tipo en menos de 48 horas, mostrando que SpaceX no está jugando y lleva el paso acelerado, lanzando satélites como quien vende pan caliente.
Éxito total, sin fuegos artificiales accidentales
A diferencia de los lanzamientos del cohete Starship, que explotaron en el aire como petardos mal amarrados en enero y marzo desde Texas, el Falcon 9 cumplió su misión sin sobresaltos. Subió, colocó los satélites en órbita baja y dejó una estela brillante en el firmamento cubano, como un poema espacial que nadie esperaba.
Un rayo de luz entre tanta oscuridad
En tiempos en que la rutina del apagón se ha vuelto parte del día a día en Cuba, este evento trajo, al menos por unos minutos, un respiro visual, una pausa mágica en medio del caos. Y aunque el cielo se encendió solo por unos instantes, para muchos fue una señal de esperanza, un guiño del universo que nos recuerda que hay más allá de la oscuridad.
Y sí, quizás los apagones sigan, pero esa noche… el cielo nos regaló un espectáculo que no necesitó electricidad para dejarnos con la boca abierta.