Recién bajadita del avión, sin siquiera deshacer la maleta, Amelia Calzadilla puso rumbo directo a ver a Eliannis Ramírez, la madre de Damir Ortiz, el niño cubano que falleció el pasado 5 de abril tras una larga y dura batalla por su salud.
“Lo primero que hice al llegar fue ir a ver a Diasniurka y a Eliannis. No podía estar en este país y no abrazarlas”, contó Amelia, dejando claro que no venía por vacaciones ni por política: “Vine por ellas. Punto.”
Una visita que dolió… pero era necesaria
El abrazo entre Amelia y Eliannis fue más que un gesto de consuelo: fue el eco de un pueblo entero que ha seguido de cerca el drama de esta madre cubana valiente. Amelia le transmitió el cariño y respaldo de tantos cubanos, dentro y fuera de la isla. “Le dije: créeme, hay muchas personas orando por ti, pensando en ti. No estás sola”, recordó.
Y aunque la tristeza en el rostro de Eliannis era inevitable, Amelia quedó impactada por la fuerza de esa mujer. “Está rota por dentro, claro, pero fue capaz de hablar conmigo, de contarme cómo se siente… y eso me dejó fría. Tiene un temple tremendo”.
Aunque Eliannis no carga con culpa, sí siente que pudo haber hecho más por salvar a su hijo. Pero Calzadilla no dudó en reconocerle todo lo contrario: “Hizo mucho más de lo que cualquier padre promedio habría hecho. Se enfrentó a todo un sistema, se partió el alma por Damir”, dijo, con la voz quebrada.
Damir, un niño que puso en evidencia la crisis de salud en Cuba
El caso del pequeño Damir ha sido como una cachetada a la realidad del sistema de salud en Cuba. Desde los dos años vivía con neurofibromatosis tipo 1, pero fue una bacteria resistente la que terminó complicándole todo.
Según los médicos en Miami, Damir no murió por su enfermedad de base, sino por una infección severa agravada por la falta de antibióticos adecuados en Cuba. A pesar de haber sido trasladado en estado crítico a Estados Unidos el pasado 12 de marzo, falleció semanas después en el Nicklaus Children’s Hospital.
La madre, junto a activistas como Diasniurka Salcedo, movió cielo y tierra para intentar salvarlo. Y aunque el dolor sigue siendo inmenso, muchos sienten que el caso de Damir abrió los ojos de miles y dejó en evidencia un sistema que hace rato colapsó.
Un adiós con dolor, pero también con dignidad
Este domingo 20 de abril, en la funeraria Caballero Rivero de Hialeah, quienes deseen darle un último adiós a Damir podrán hacerlo entre las 6:00 y las 10:00 p.m. Sus cenizas permanecerán en Miami, ciudad donde Eliannis ha solicitado asilo político, temiendo represalias tras denunciar las fallas del sistema de salud cubano.
Amelia pidió comprensión para con Eliannis en ese momento tan frágil. “Ella está muy agradecida, pero ahora mismo no tiene fuerzas. Está superada, y no es para menos”, expresó con respeto.
“Vine a acompañar, no a hacer política”
Amelia fue clara sobre su viaje: no está huyendo, no está buscando residencia en EE.UU., y mucho menos vino con fines políticos. “Vine sola, por unos días, y regreso a Madrid con mi familia”, aclaró.
Y sobre los chismes que han rondado por las redes, lo soltó sin pelos en la lengua: “No me pagó ningún partido ni recibí ayuda de nadie. Como cualquier trabajador en el mundo, pagué mi pasaje con el fruto de mi esfuerzo. Así de simple”.
Desde España, Amelia ya venía siguiendo cada paso del caso de Damir, compartiendo en vivos, mensajes y actualizaciones. Su compromiso ha sido constante, y su visita no fue más que una forma de cerrar el ciclo, de estar ahí, cara a cara, con quienes lo dieron todo por un niño que ya se convirtió en símbolo.