Según los números que acaba de soltar la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), el salario medio en Cuba durante 2024 fue de 5.839 pesos mensuales. Pero ojo, ese número es solo un espejismo. La realidad es que lo que gana cada quien depende más del sector donde trabaja que del esfuerzo que mete.
Si estás en turismo, finanzas, telecomunicaciones o energía, estás en la gloria (al menos, en comparación). Esos sectores reparten sueldos que pasan los 8.000 pesos al mes, lo que para el cubano de a pie ya suena como lujo. Pero si eres maestro, médico, científico o trabajas en cultura o administración pública… bueno, ahí la cosa se pone fea. En muchos casos, no llegan ni a los 5.000 pesos, lo que equivale a menos de 14 dólares según el cambio callejero.
El corazón del país cobra migajas
Y es que es una contradicción bien grande: los que sostienen la base de la sociedad son los peor pagados. Maestros, doctores, enfermeros, investigadores, todos cobran sueldos que ni de lejos alcanzan para llenar el refrigerador. La inflación, la dolarización encubierta y la ausencia de subsidios reales han hecho que un salario mensual no dé ni para comprar un cartón de huevos y un litro de aceite.
La cosa es tan dura que muchos profesionales han tirado la toalla. Algunos se han ido del país, otros han buscado suerte como cuentapropistas o en trabajos informales ligados al turismo. La fuga de talento es un fenómeno que ya se volvió costumbre.
El sector estatal se queda sin gente
Los números lo confirman: los sectores mejor pagados emplean a una minoría, mientras la mayoría sobrevive en ramas donde los ingresos no dan ni para empezar la semana. Así, la educación, la salud y la ciencia, que deberían ser pilares del país, se están quedando vacíos y desmotivados.
En las redes sociales, la gente no se mordió la lengua. “El que no tenga a alguien que le mande dólares, pasa hambre”, soltó un internauta sin pelos en la lengua. Otro se preguntó: “¿Cómo quieren que un joven se quede en un aula o en un hospital con esos salarios?”.
Un modelo que prometía igualdad, pero reparte desigualdad
Aunque desde arriba insisten en que el sistema cubano sigue siendo equitativo, los datos cuentan otra historia. Hoy en Cuba, el nivel de vida depende de si tienes acceso a dólares, remesas o si trabajas en uno de los sectores con «palanca».
Mientras una minoría reparte buenos sueldos y hasta bonificaciones, la mayoría cobra salarios que ni de cerca cubren los gastos básicos, que se calculan por encima de los 24.000 CUP al mes para una pareja.
Y como si fuera poco, entre apagones, escasez y falta de motivación, los servicios públicos se están cayendo a pedazos. El Estado no logra competir con el sector privado, que aunque informal y a veces inestable, paga mucho mejor.
¿Quiénes sí logran respirar?
Los que están en turismo, comercio exterior o manejan divisas son los que reciben sueldos “decentes”. Mientras tanto, en educación, salud, cultura y administración pública, la gran mayoría vive con lo justo, o ni eso.
En una Cuba donde el dólar se cambia a 363 CUP en la calle, vivir con un salario estatal equivale a menos de medio dólar al día. Es decir, sobrevivir, no vivir.
Aunque los informes oficiales intentan mostrar que las cifras están “mejorando”, en la calle la realidad es otra. El sistema no premia el sacrificio ni la vocación, sino tener el “contacto correcto” o simplemente estar en el lugar donde se mueve la plata.