Una noche que pintaba tranquila en el reparto Mariana de la Torre, en Santiago de Cuba, terminó patas arriba cuando un camión de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) se metió de lleno contra el portal de una casa ubicada en calle 11, entre calle 12 y Cristina. El estruendo no solo dejó pedazos de muro por el suelo, sino también una buena dosis de misterio.
Todo ocurrió el viernes en la noche, y como era de esperar, los vecinos no tardaron en salir, celulares en mano, a ver qué había pasado. El camión, según dicen, iba en una misión urgente, supuestamente trasladando a un soldado herido hacia el Hospital Militar Joaquín Castillo Duany. Pero en medio del apuro, el chofer perdió el control del timón y fue a parar directo contra la vivienda.
El encontronazo no fue solo contra el muro
Tras el impacto, los residentes de la casa salieron a encarar la situación. Anotaron la matrícula del camión y pidieron explicaciones. Poco después, el mismo vehículo volvió al lugar, y ahí se armó la discusión con los militares que venían a bordo.
El ambiente se caldeó tanto, que uno de los moradores sufrió una subida de presión por el estrés. Hubo que llevarlo al hospital, aunque hasta el momento no se ha dicho nada oficial sobre su estado.
Llegó la tropa, pero no aclaró mucho
Cuando la cosa parecía calmarse, apareció un Jeep militar con chapa F007940. Dentro venía un coronel acompañado de varios oficiales. Según testigos, estos hombres se pusieron a recoger los escombros y a limpiar la escena del choque, lo que muchos interpretaron como un intento de tapar el lío rápido, a lo cubano.
Ahora bien, ¿en qué quedó todo eso? ¿Quién se hace responsable del daño? Nadie lo sabe a ciencia cierta. Hay quienes comentan que se llegó a un “arreglo” para reparar el muro, pero no hay información clara ni confirmación oficial sobre el acuerdo. Todo se manejó “por la izquierda”, sin que aparecieran autoridades civiles ni se hablara de compensación alguna.
Silencio oficial y muchas dudas
En un país donde la información se filtra con gotero y los asuntos que involucran a instituciones militares se tratan con guantes de seda, lo ocurrido esa noche ha dejado a la comunidad con más preguntas que respuestas. La sensación general es que el asunto se resolvió de forma interna, y que la transparencia brilló por su ausencia.
Este accidente no solo pone sobre la mesa la fragilidad de muchas viviendas en Cuba, sino también la manera en que las autoridades gestionan los errores cuando el responsable lleva uniforme.
Mientras tanto, los vecinos del reparto siguen esperando alguna señal oficial, y no se descarta que sigan saliendo nuevas versiones que arrojen más luz sobre lo que realmente pasó aquella noche.