El cubano Cándido Raúl Rubio Pérez, de 54 años, fue capturado esta semana luego de estar prófugo por el asesinato brutal de su exesposa, Niurka Alfonso Acevedo, en la ciudad de Nashville, Tennessee.
La noticia ha estremecido a la comunidad, sobre todo por lo desgarrador del caso. Rubio Pérez fue detenido por agentes del U.S. Marshal en un edificio de apartamentos ubicado en Berkley Drive, en la zona de Madison, al noreste de la ciudad. El arresto fue confirmado por el Departamento de Policía Metropolitana de Nashville, que compartió una imagen del momento en que el acusado fue detenido, visiblemente llorando.
«Lo cogieron llorando, pero ya era demasiado tarde», comentó una vecina del área, conmocionada por los hechos.
Según las autoridades, el crimen ocurrió el lunes 14 de abril en el estacionamiento de la Escuela Primaria Chadwell, donde trabajaba Niurka como personal de limpieza. Eran poco más de las seis de la mañana cuando uno de sus compañeros la encontró sin vida y llamó de inmediato al 911.
La policía ha calificado este asesinato como un caso claro de violencia doméstica. Todo indica que Rubio Pérez la estaba esperando para atacarla. Lamentablemente, no fue un hecho inesperado para los familiares de la víctima, quienes aseguran que la relación entre ambos se había tornado cada vez más tensa y peligrosa.
«Ya nosotros sabíamos que eso podía pasar», contaron con dolor. El agresor incluso había estado bajo tratamiento médico por problemas de agresividad.
Niurka y Cándido compartieron más de dos décadas de vida juntos y tuvieron hijos en común. Pero lo que una vez fue una familia, terminó en tragedia.
Este feminicidio se suma a otro caso que aún está fresco en la memoria de muchos. A finales de marzo, Yannelis De La Caridad Casales Antón, una joven cubana de 30 años residente en Jacksonville, fue asesinada también a puñaladas por su pareja, Carlos Yordanis Aldana, un cubano que llevaba apenas unas semanas en Estados Unidos tras llegar desde la isla.
Ambos crímenes reflejan una realidad dolorosa: muchas mujeres siguen perdiendo la vida a manos de quienes, en algún momento, dijeron amarlas.
Mientras tanto, la familia de Niurka le dio el último adiós este viernes, rodeada de dolor, rabia e impotencia. Y aunque el asesino ya está tras las rejas, el vacío que deja esta tragedia no se llena tan fácil.