En medio de una ciudad donde lo habitual son los apagones, las carencias y las largas colas para casi todo, un pequeño rincón de Centro Habana ha decidido romper el molde a lo grande. Hablamos del restaurante Doña Alicia, un sitio que parece salido de una película futurista… pero con sabor criollo.
Este negocio privado, que lleva ya siete años sirviendo platos típicos en pleno ajetreo habanero, se ha convertido en el primer restaurante de Cuba en incorporar una camarera robot. Sí, un robot que te lleva la comida hasta la mesa, con su bandejita y todo. En un país donde la conexión a internet todavía es intermitente y la luz se va más que el pan caliente, esto parece ciencia ficción.
Tecnología criolla en tiempos difíciles
Pero Doña Alicia no es nuevo en eso de sorprender. Desde 2018, sus mesas cuentan con pantallas táctiles para ordenar, y hasta tienen a Alexa echando una mano en el servicio. Ahora, el nuevo fichaje robótico se roba el show. La gente no puede creerlo cuando lo ven desfilar entre las mesas como si fuera parte del elenco de una serie animada.
“¡Yo pensé que estaba en una película de muñequitos!”, soltó entre risas Sonia Pérez, una señora de 64 años que quedó pasmada con la escena. “Ojalá más lugares en Cuba fueran así. Estamos muy atrás con la tecnología”, confesó, con la esperanza reflejada en los ojos.
Y tiene razón. En un país donde hasta hace poco conectarse a internet desde el celular era un lujo, un restaurante con sistemas automatizados, asistentes por voz y ahora un robot, parece más una locura bien pensada que una realidad.
Un robot que no solo sirve platos, también causa sensación
El gerente del restaurante, Yadiel Hernández, asegura que el robot no es solo un show, sino parte de una propuesta más completa. “La gente viene buscando calidad, comodidad… y esto les da un extra. A los niños les encanta, y los adultos quedan igual de sorprendidos”, cuenta con orgullo.
En la cocina, también hay tecnología metida en el ajo. Un sistema virtual controla los pedidos, avisa si los platos se están demorando, y ayuda a que todo fluya con eficiencia. Aunque el menú sigue teniendo lo de siempre —bistec de cerdo, pasticas, mojitos bien cargados—, la experiencia de pedirlo y recibirlo se siente como en otro mundo.
Un lujo para pocos, pero un espectáculo para todos
Aunque los precios de Doña Alicia están lejos del alcance del bolsillo del cubano de a pie, el lugar se ha convertido en un fenómeno que atrae a curiosos, turistas y hasta youtubers locales, que van a grabar sus aventuras entre robots y bistecs.
En definitiva, Doña Alicia no solo sirve comida: sirve una experiencia diferente, en un país que está hambriento no solo de alimentos, sino también de innovación y esperanza. En medio del caos cotidiano, este restaurante ha logrado hacer lo impensable: traer un pedacito del futuro… al mismísimo corazón de La Habana.