María Elvira Salazar no se queda callada. Luego de que una valla en plena autopista Palmetto la tildara de “traidora”, la congresista cubanoamericana respondió sin pelos en la lengua. Durante una entrevista en Al Punto Florida, soltó una directa con el mismo tono que usa cualquier cubano cuando le tocan la fibra: “Que vengan los que me llaman traidora a ver si pueden hacer lo que yo estoy haciendo. Y lo hago con gusto, aunque este es el trabajo más duro y el peor pagado que he tenido”.
El cartel, promovido por el Caucus Hispano Demócrata del Condado Miami-Dade, también apunta a figuras republicanas como Marco Rubio, Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez. Pero a María Elvira no la achican tan fácil. Más bien aprovechó la oportunidad para reafirmar su compromiso con los inmigrantes cubanos, especialmente los que llegaron a Estados Unidos con el formulario I-220A.
Este documento ha generado una tremenda confusión entre quienes buscan establecerse legalmente en el país. Pero Salazar ha sido una de las pocas voces que ha alzado la mano en su defensa. Según dijo, “estoy tratando de que ese papel, que para muchos no vale nada, sirva para abrir puertas al parole y que puedan acogerse a la Ley de Ajuste Cubano”.
La respuesta de la comunidad fue contundente: seis vallas en apoyo a su gestión, colocadas por quienes aseguran que, sin ella, sus casos seguirían estancados. Para María Elvira, estos cubanos “ya han sido mordidos por el comunismo” y entienden bien lo que está en juego.
En ese mismo tono combativo, dejó claro que no va a echarse pa’ atrás. Dijo que sigue empujando por una solución definitiva para los migrantes con I-220A y que confía en que una futura administración republicana pueda hacer realidad ese cambio legal tan esperado.
“Yo, María Elvira Salazar, sigo comprometida con la I-220A”, remató con firmeza. Una frase que, más allá de la política, sabe a promesa de barrio: directa, sin adornos y con acento cubano.