En un país donde conseguir un huevo parece más difícil que ganar la lotería y la leche es casi un lujo infantil, el régimen cubano ha decidido aplaudirse a sí mismo con el lanzamiento de una nueva línea de cereales llamada Guaní. Eso sí, no para el pueblo, sino especialmente para complacer al turismo, ese hijo preferido del sistema que todo lo recibe, mientras el resto espera.
El nuevo producto nace de una alianza entre la estatal cubana Coralsa y la empresa eslovaca Proxenta, un matrimonio empresarial que parió la firma mixta Proxcor S.A., la encargada de llevar este cereal “ecoamigable” a los hoteles de la isla. El anuncio se hizo por todo lo alto, desde el mismísimo Hotel Nacional de Cuba, un sitio que, como sabemos, ve más visitantes extranjeros que panaderías surtidas en barrios habaneros.
Una joyita solo para turistas
Según Zuzana Skolárová, gerente general de Proxcor, el cereal llegó para “resolver la falta de oferta nacional en ese rubro”, ya que Cuba no cuenta con fábricas propias para este tipo de alimento, y depende de importaciones desde lugares como México o España. Pero aclaremos algo: no se trata de un plan para llenar los desayunos en los hogares cubanos. Esto es solo para el turismo. El cubano de a pie que aguante con su pan por la libreta, si es que aparece.
Natural, cubano… pero solo en teoría
Por su parte, Alejandro Castellanos, jefe de marketing, soltó con orgullo que el cereal no lleva conservantes ni aditivos, y que está hecho con ingredientes cubanos como miel, maní, coco y cacao. Todo muy orgánico, todo muy “verde”, todo muy de exportación. Incluso los envoltorios son reciclables, mientras en los barrios todavía se reparten alimentos en cartuchos de nailon reutilizados o pomos de refresco reciclados.
Lo curioso es que la receta, según dicen, se diseña en Cuba, aunque con asesoría de expertos extranjeros. Ya tú sabes, talento local, pero con firma ajena. Y mientras ellos aseguran que “está riquísimo”, a muchas familias en la isla ni siquiera les alcanza para poner leche en la mesa más de una vez a la semana.
La cara brillante del turismo y la sombra que deja en casa
Esta movida no es aislada. Desde hace años, Proxcor también fabrica galletas y sorbetos, que van a parar en su mayoría a entidades estatales y negocios privados que pueden pagar bien. Además, patrocinan eventos culturales y deportivos, todo con la intención de quedar bien con quienes sí pueden consumir.
El problema es el contexto. En Cuba, el cereal nunca ha sido un alimento de consumo común para la mayoría. Mucho menos ahora, cuando hay que hacer magia para conseguir arroz, pan o algo decente que echarle a la olla. Y mientras tanto, el Estado sigue enfocándose en “mejorar el turismo”, aunque eso signifique destinar recursos a los hoteles en lugar de a los hospitales, las escuelas o las bodegas.
No por gusto, en 2023 el propio gobierno reconoció que los servicios turísticos estaban dando pena. ¿La solución? Invertir más en ese sector, aunque para ello se siga desviando lo poco que hay. Incluso muchos hoteles han tenido que importar alimentos desde el extranjero porque la industria nacional no da abasto ni para ellos. Imagínate para el pueblo.
Ni el buffet se salva
En febrero de 2024, una publicación en redes sociales mostró el menú de un hotel cinco estrellas en Cuba. “Había arroz”, escribió una usuaria sorprendida por la pobreza del buffet, que ya ni para turistas está a la altura del precio que cobran por noche. Eso desató una nueva ola de indignación, porque ni en los lugares donde supuestamente todo funciona bien se puede garantizar la comida.
Y así, entre aplausos oficiales y falta de leche en la libreta, Guaní se convierte en otro símbolo del país de las dos Cubas: una bien surtida, con etiquetas bonitas y turismo mimado, y otra que espera en cola, ajusta el cinturón y sigue preguntándose cuándo llegará el desayuno completo para todos.
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