¿Alguna vez has escuchado la frase “Dime que eres cubano sin decir que lo eres”? Pues hay una mujer que no solo lo dijo, lo gritó… ¡y lo hizo montada en una montaña rusa! Esta cubana está rompiendo TikTok con un video que no tiene desperdicio: puro sabor, gritos, y ese humor que solo los de la isla saben tener incluso cuando sienten que van a salir volando.
Resulta que nuestra protagonista, que aparece en el video compartido por la usuaria @kireniagr86, estaba disfrutando de un día en un parque de diversiones. Pero lo que parecía una vuelta tranquila en una atracción terminó siendo una escena que ha hecho reír a medio internet. ¿Por qué? Porque desde que la máquina arrancó, la mujer soltó una tormenta de gritos y frases tan cubanas que solo le faltó llevar la bandera en la mano.
El video muestra a la mujer sentada junto a un joven, posiblemente su hijo o un familiar. Y en cuanto esa atracción despegó… ¡empezó la locura! Gritaba con tanta intensidad, soltando frases típicas y acento cubanísimo, que cualquiera que haya crecido en la isla o tenga familia cubana se sintió identificado al instante. Lo mejor de todo: en medio del pánico, no perdió ni un segundo ese sentido del humor tan caribeño.
Una de las joyas del momento es cuando suelta una de esas palabrotas icónicas que hacen que uno diga: “¡Eso es Cuba, compay!” Fue tan genuina, tan natural, tan nuestra, que los comentarios no tardaron en llegar. “Literalmente, soy yo en cualquier juego de esos”, escribió una usuaria entre risas. Otro dijo: “¡Esto grita cubanía por todas partes!” Y no mienten.
La misma protagonista del video subió el clip con un caption que resume a la perfección la esencia de lo que pasa en esos segundos de locura: “Dime que eres cubano sin decir que lo eres jaja”. Y es que no hay mejor forma de explicarlo. No necesitó decir de dónde era, porque su voz, sus frases y su vibra lo dijeron todo. Así es como se reconoce a un cubano donde sea: por esa energía inconfundible.
Este tipo de momentos virales son una delicia para la diáspora cubana. Porque no solo hacen reír, sino que conectan. Nos recuerdan de dónde venimos, nos hacen sentir cerca, aunque estemos lejos. Y sobre todo, nos muestran que, aún en una montaña rusa que da más miedo que alegría, el cubano siempre encuentra el modo de ponerle sabor a la vida.