Cuando uno ve a Ovi en el escenario, tirando rimas y viviendo la vida del artista, no se imagina lo que hay detrás de esa sonrisa. Pero hace poco, el reguetonero cubano soltó una bomba emocional en una entrevista con La Familia Cubana. Contó uno de los capítulos más oscuros de su vida: estuvo a punto de ser deportado a Cuba y todo pudo haber terminado muy distinto si no fuera por un milagro… y el respaldo de su mamá.
Ovi, cuyo nombre real es Ovidio Crespo, no se anduvo con rodeos. Contó que todo comenzó por un malentendido legal con otra persona. La cosa se complicó tanto que terminó arrestado y puesto en custodia de inmigración en Estados Unidos. “Me pusieron en un hold de inmigración y estuve tres meses en Krome”, dijo. Y soltó la frase que lo resume todo: “Me querían mandar para Cuba otra vez”. Durísimo.
Imagínate el miedo. Ovi confesó que pensó en todo tipo de escapatorias. “Ahí no tengo nada”, dijo sobre su tierra natal. Su plan era no quedarse ni un minuto en Cuba si lo deportaban: “Me cogeré otro pasaje para Colombia o para México y haré corridos tumbados”. Porque cuando el arte corre por las venas, ni las fronteras pueden frenarte.
Lo más fuerte de todo, según él mismo, fue pensar en alejarse de su familia. “Lo que me asfixiaba era que no vería a mi mamá y a mi hijo”, dijo con voz quebrada. En esos tres meses, su madre fue su única presencia constante. “Si no llego a tener a mi mamá aquí, no sé qué habría hecho”. Y es que el amor de una madre no tiene comparación.
Pero Ovi no se rindió. Peleó su caso legal con uñas y dientes. Tres meses de idas y venidas a la corte hasta que logró lo que pocos pueden conseguir: un perdón migratorio que solo se da una vez en la vida. “Te perdonan por todo y te echan los papeles para atrás”, explicó. Un verdadero salvavidas en medio de la tormenta.
Durante su estancia en el Centro de Krome, Ovi se portó como un “angelito”, según él mismo. Y eso, junto con tener los papeles en regla, una abogada excelente y una mamá firme como una roca, le salvó la vida que había construido fuera de Cuba. “Mis taxes estaban en regla, mi abogada era buenísima y me porté bien. Por eso me lo dieron”.
Pero incluso dentro de Krome, la vida no se detuvo. Ovi recibió una noticia que lo remeció: la muerte del reguetonero cubano El Taiger, justo el día de su cumpleaños. “Eso me cambió la mente. Estaba asfixiado dentro y cambié la mentalidad”, confesó. “Hay que agradecer que estamos vivos”. Palabras que pesan más cuando vienen de alguien que estuvo al borde de perderlo todo.
Y aunque muchos piensan que un centro de detención es solo encierro, Ovi lo describe con humor como “un campismo”, aunque con una angustia diaria: “no sabes para dónde te van a mandar”. Mientras los dominicanos y colombianos soñaban con volver a casa, los cubanos —según Ovi— solo tenían miedo. “Nadie quería irse para Cuba”.
Hoy Ovi sigue cantando, sigue libre, y con más historias que contar. Esta, sin duda, es una de esas que dejan marca… y que te recuerdan que la vida puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos.
