El grito desesperado por Yunior Rubio Pérez sacude de nuevo al hospital psiquiátrico de Santa Clara, dejando al descubierto un entramado de abusos, negligencia y abandono que no parece tener fin. Esta vez, la denuncia viene con nombres, apellidos y mucho dolor acumulado.
La activista y periodista María Matienzo De La Torre soltó la bomba en sus redes: Yunior ha sido golpeado brutalmente dentro de la institución que se supone debía protegerlo. Y lo peor es que no es un secreto ni una sospecha. Su propia madre ha sido testigo de lo ocurrido. Como si no fuera suficiente, la violencia no termina con los golpes: en medio de las condiciones hostiles que se viven ahí, muchos pacientes intentan escapar, pero al ser atrapados son regresados a la fuerza… y otra vez maltratados.
Todo esto ocurre con un telón de fondo ya manchado. No han pasado ni quince días desde que salió a la luz un video estremecedor, donde se ve claramente a un trabajador del hospital agrediendo sin piedad a un paciente en plena crisis. En el clip, difundido en redes por el usuario Rubén Carrillo, el empleado golpea al enfermo mientras le grita que se calme, como si a golpes se curara un trastorno mental.
Lo más indignante del asunto es que, aunque las autoridades confirmaron la autenticidad del hecho y expulsaron al agresor —identificado como H.B.C.— del hospital, el castigo llegó tarde. Según la Dirección de Salud en Villa Clara, el video fue grabado más de un mes antes de su publicación. Ahora el caso está en manos del sistema judicial, pero el daño ya está hecho y la sensación de impunidad no se va tan fácil.
De La Torre, por su parte, no se queda callada. Para ella, el caso de Yunior es una prueba más de que el problema no es un caso aislado, sino parte de una violencia institucionalizada que lleva años repitiéndose con total impunidad. Y va más allá: asegura que las condiciones en el hospital no han mejorado ni un centímetro, a pesar del escándalo anterior. Según ella, todo sigue igual o peor.
Uno de los puntos más alarmantes que denuncia la activista es la falta crónica de medicamentos esenciales para tratar trastornos mentales severos. Antipsicóticos, ansiolíticos, estabilizadores del ánimo… escasean o simplemente no existen, dejando a los pacientes desprotegidos ante sus crisis y completamente vulnerables. Es como soltar a alguien en medio del mar sin salvavidas.
«Esto no es solo negligencia, es crueldad sistemática», escribió De La Torre. Y cuando lo dice, lo dice con peso, porque la falta de medicamentos no solo hace más difícil el tratamiento, sino que condena a los pacientes a vivir en una pesadilla constante.
Por su parte, la Dirección de Salud de Villa Clara emitió un comunicado diciendo que están comprometidos con la seguridad de los pacientes y que van a reforzar los mecanismos de vigilancia. Pero prometer es fácil, sobre todo cuando ya ha pasado más de un mes desde la agresión del video y ahora ocurre otro caso como el de Yunior sin que se vean cambios reales.
No hay noticias sobre reformas profundas, ni nuevos protocolos, ni capacitaciones éticas para el personal. Tampoco se habla de mejorar la alimentación, la higiene o las condiciones mínimas dentro del hospital. Todo parece seguir igual, con las mismas grietas de siempre.
Y lo que duele más es que el caso de Yunior es solo una cara visible de una crisis mucho más grande. Durante años, organizaciones de derechos humanos y familiares han denunciado situaciones similares en otros hospitales psiquiátricos de Cuba: abandono, hacinamiento, maltrato y un trato que despoja a los pacientes de su dignidad.
Santa Clara no es una excepción, es parte del patrón. Y mientras el Estado siga respondiendo con comunicados vacíos y sanciones tardías, la salud mental en Cuba seguirá siendo una herida abierta. La isla necesita con urgencia un cambio profundo, real, humano… y sobre todo, transparente. Porque si algo deja claro esta historia es que los más vulnerables no pueden esperar más.