Hay videos que se meten directo en el corazón, sin pedir permiso. Y eso fue exactamente lo que pasó con el clip viral que anda dando vueltas en TikTok: un grupo de jóvenes cubanos, en plena Cuba, bailando, cantando, riendo… y haciendo llorar a más de uno al otro lado del mar.
La escena parece sencilla: una casa modesta, música a todo volumen, y un grupo de amigos gozando como si nada más importara. Pero detrás de ese momento hay algo mucho más profundo. Hay una energía que traspasa la pantalla, un espíritu que, para quien está lejos, se siente como un golpe de nostalgia en el pecho.
El video fue publicado por la usuaria @idania.valga, y desde entonces no ha parado de moverse entre cubanos de aquí y de allá. La canción que suena de fondo es “Tacto que llegó el reparto” de Oniel Bebeshito, y sí, es puro fuego. Pero lo que de verdad emociona es ver esa alegría tan cubana, tan auténtica, brotando incluso en medio de las carencias.
Uno de los comentarios más repetidos fue: “Ñoooo, me hicieron recordar esa alegría en Cuba. Una pila de tragos arriba y la música bien alta y a todo pulmón”. Otro usuario lo dijo todo en una sola línea: “Podríamos tener dinero, carro, propiedades… pero esa alegría no. Esa se quedó allá”. Y esa frase lo resume todo.
Porque sí, ese video es más que un rato de fiesta. Es un pedazo de la Cuba que muchos llevan tatuada en el alma. Es el recuerdo de tardes sin corriente pero llenas de carcajadas, de casas llenas de amigos, de familia, de música a todo volumen aunque no haya ni pan.
Los comentarios están cargados de emoción. Hay quienes recuerdan a amigos que ya no están, otros que dicen cuánto darían por volver a compartir aunque sea una tarde como esa. Uno escribió: “Eso es ser cubano. Aunque falte todo, siempre hay un motivo para bailar”. Y es verdad.
Lo que emociona de este video no es el ritmo, ni la canción, ni siquiera la calidad de la grabación. Lo que toca fibras es esa capacidad única que tienen los cubanos de armar una fiesta con lo que sea. De reír, incluso cuando no hay mucho que celebrar. De hacer que el alma baile, aunque la realidad apriete.
Este clip se ha convertido en un puente invisible entre los que están dentro y los que están fuera. Una prueba viva de que, aunque haya distancia, la alegría cubana no se pierde… solo se transforma.