Con un tono entre serio y sarcástico, Dany Belett, joven enfermero cubano, decidió encender la cámara y mostrarle al mundo cómo se vive (o mejor dicho, cómo se sobrevive) con un salario del sistema de salud en Cuba. Spoiler: el sueldo apenas le da para llenar una jaba.
En un video que ya circula por todas las redes sociales, Dany se planta con 4,410 pesos cubanos en el bolsillo, su sueldo mensual, y se va de compras. Lo que debería ser una rutina común se convierte en una travesía de frustración. “Esto es lo que gano en un mes entero, y vamos a ver cuánto me dura”, comenta, como quien sabe que la respuesta no es muy alentadora.
El primer golpe al bolsillo fue la pasta dental: 800 pesos. Así, de un tirón, se fue casi una quinta parte del salario. Luego vinieron los frijoles a 400 y el cartón de huevos a 2,700 CUP. Solo con esos tres productos ya se fumaron más del 80% de su sueldo. Y eso sin contar el aceite, el arroz o el café, que ni los miró, porque “eso es lujo ahora mismo”.
«Para hacer un potaje hay que pensarlo dos veces», soltó Dany mientras mostraba los precios con una mezcla de resignación y chispa criolla. Y cuando llegó al puesto de papas —a 130 pesos la libra, nada menos— soltó una de esas frases que resumen todo: «Estoy pensando dejar de ser enfermero y volverme agricultor, porque al paso que va esto, aquí no se puede vivir.”
Intentando completar la compra con algo de proteína, terminó llevándose un picadillo que, según él, parecía hecho «de lo que apareció». Ni eso estaba barato.
El resultado fue claro: en cuestión de minutos y con apenas unas compras básicas, Dany gastó prácticamente todo su salario del mes. Y eso sin incluir transporte, luz, medicinas, jabón, o cualquier otra necesidad del día a día. “Aquí no hay quien viva”, repitió una y otra vez, como quien lanza un grito ahogado al vacío.
Pero lo de Dany no es un caso aislado. Es el retrato de miles y miles de cubanos que cada mes hacen malabares para estirar un sueldo que no alcanza ni para lo más básico. Profesionales formados, como médicos, ingenieros o maestros, con sueldos que se quedan congelados mientras los precios suben como espuma. La realidad es dura: muchos acaban en el mercado informal o soñando con largarse del país como única salida.
Lo más impactante del asunto es que hasta el propio régimen ha admitido que no se puede vivir con esos salarios. En febrero, el vicepresidente Salvador Valdés Mesa soltó una frase que lo dice todo:
«Ni con seis mil pesos se vive, imagínate con menos de eso.”
Y Dany, con su salario de 4,410 pesos, está casi 2,000 por debajo de ese “no se vive” oficial.
Desde enero de 2021, con la entrada de la famosa “Tarea Ordenamiento” de Miguel Díaz-Canel, el salario mínimo quedó en 2,100 pesos. Pero esa reforma, en lugar de arreglar algo, empeoró todo: la inflación se disparó, los precios se descontrolaron y los sueldos apenas subieron un poquito… para nada.
La cuenta no da, y la paciencia se agota. Mientras tanto, Dany sigue grabando, sigue trabajando, y sigue preguntándose cómo se supone que se sobrevive así. La respuesta, hasta ahora, nadie se la ha dado.