En pleno corazón de Miami, donde muchos cubanos han encontrado un nuevo comienzo lejos del control político de la isla, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) le echó el guante a un hombre que, según las autoridades, llegó mintiendo desde el principio. Se trata de Daniel Morejón García, un cubano de 57 años con un pasado que no quiso contar… pero que salió a flote como el corcho.
Según detalló la unidad de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) en su cuenta oficial de X, Morejón fue arrestado el viernes pasado en su vivienda en Miami, tras una investigación que reveló que el hombre habría ocultado información clave en sus trámites migratorios.
¿El detalle que no soltó? Su vínculo directo con el Partido Comunista de Cuba.
Pasado rojo, presente en problemas
De acuerdo con los reportes, Morejón habría ocultado su militancia política y su papel como agente del Ministerio del Interior, lo que lo ponía directamente en la línea de quienes reprimen y vigilan al pueblo en la isla. Entre los documentos que manejan las autoridades estadounidenses, se mencionan archivos oficiales del gobierno cubano y declaraciones de fuentes confiables que confirman su rol dentro del aparato represivo.
El FBI y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) también estuvieron metidos en la investigación que terminó en su arresto.
El historial del hombre no es poca cosa: según ICE, fue presidente del Consejo de Defensa Nacional en Artemisa, participó en las temidas Brigadas de Respuesta Rápida y fue activado el 11 de julio de 2021, durante las históricas protestas en Cuba, para enfrentar a los manifestantes.
“Hay evidencias de que agredió a ciudadanos que pedían libertad ese día”, dice el comunicado oficial, dejando claro que este no era un simple simpatizante, sino alguien que actuó en contra del pueblo cubano.
Marcado como represor
Morejón aparece en una base de datos pública de represores vinculados a crímenes de lesa humanidad. Los señalamientos en su contra no son rumores: incluyen golpizas, abusos físicos y participación activa en actos de represión.
Uno de los casos más fuertes lo vincula directamente con la agresión a Armando Martínez Luis durante las protestas del 11J en Las Cañas, Artemisa. Según la denuncia, Morejón se bajó de su moto y golpeó al manifestante por gritar “libertad” en plena calle. Por ese hecho, Martínez fue condenado a 8 años de prisión, y otras dos personas que intentaron defenderlo —Rolando González Arévalo y Richael Cantún Morales— recibieron sentencias de 6 y 7 años respectivamente.
El hombre, según denuncias, vivía tranquilamente en casa de su hija, Dhayma Morejón, en Miami, como si nada hubiera pasado. Pero su pasado lo alcanzó.
Vecinos en Artemisa también lo identificaron como un antiguo administrador de Almacenes Universales, una entidad del poderoso conglomerado militar GAESA, el mismo que decide quién puede trabajar o no con empresas extranjeras en la Zona Especial de Desarrollo del Mariel.
Voces en el exilio ya lo habían advertido
Hace ocho meses, la activista cubana Idelisa Diasniurka Salcedo Verdecia ya había lanzado la alerta: este hombre no debía estar en suelo estadounidense. Al parecer, su advertencia cayó en terreno fértil, porque hoy Morejón está bajo custodia de ICE, en espera de su deportación.
No es el único caso reciente
Las autoridades estadounidenses han estado activas en la detección de exfuncionarios del régimen que entran al país ocultando su pasado. En marzo, Tomás Emilio Hernández Cruz, exagente de inteligencia de 71 años, también fue arrestado por presunto fraude migratorio. Y apenas el fin de semana pasado, Juana Orquídea Acanda Rodríguez, una exjueza cubana que fue homenajeada en la TV nacional por su lealtad al Partido, fue deportada por las mismas razones.
El mensaje es claro: el que venga con cuentos, aquí no se queda.
ICE hace un llamado al público: si conoces a alguien involucrado en violaciones de derechos humanos que esté en EE.UU., puedes reportarlo al 866-DHS-2423 o a través de su formulario online. La denuncia puede ser anónima.
Mientras tanto, Morejón espera su vuelo de regreso, no precisamente a una playa paradisíaca, sino al sitio donde su historia comenzó… y donde muchos no han olvidado su rostro.