Una joven cubana encendió las redes esta semana tras compartir en TikTok todo lo que pudo pedir en una cafetería de La Habana con apenas 1.500 pesos cubanos, que al cambio informal ronda los cinco dólares americanos. Y sí, la cosa dio de qué hablar.
La protagonista del video, que se identifica como @aprendedorajeje, decidió darse una vuelta por una cafetería privada en la capital y mostrar sin filtros qué tanto se puede disfrutar con ese monto. La sorpresa vino cuando sacó la bandeja: capuchino en mano, ensalada césar, brusquetas con pico de gallo, un postrecito de gelatina y un pie de limón. Todo bien montado, con su presentación bonita y un ambiente que, a simple vista, se siente fuera de lo común en el día a día de muchos cubanos.
“Con 1.500 pesos me comí esto”, comenta la joven mientras enfoca cada plato. El video, como era de esperarse, se hizo viral en un abrir y cerrar de ojos. No faltaron los comentarios aplaudiendo la idea de mostrar los precios reales en establecimientos privados de Cuba, pero también llegaron las críticas.
Y es que, aunque el video resulta curioso y hasta útil para quienes quieren saber cómo están los precios en la calle, no todos tienen 1.500 pesos para gastárselos en un almuerzo o una merienda bonita. Recordemos que el salario mínimo en Cuba ronda los 2.100 pesos mensuales, así que esta comidita representa más de la mitad de lo que muchos ganan en un mes entero. Ahí es donde empieza el debate.
Una Cuba de contrastes
Lo que está claro es que en los últimos tiempos han florecido por toda la isla—sobre todo en La Habana—cafeterías, paladares y pequeños negocios privados que intentan ofrecer algo distinto. Una experiencia más gourmet, más moderna, más “instagrameable”, si se quiere.
Sin embargo, el contexto no perdona. La inflación galopante, la escasez de productos y la caída libre del peso cubano han hecho que acceder a este tipo de sitios sea un lujo para muchos. Aunque existan, no todos pueden permitirse el gusto.
Aun así, el video de esta tiktoker refleja algo importante: la doble cara de la Cuba actual, donde conviven quienes pueden disfrutar de estas opciones y quienes apenas logran llenar la libreta. Y en medio de todo, las redes sociales siguen siendo una ventana para mostrar, cuestionar y comparar.
Por lo pronto, este clip sigue sumando vistas y comentarios. Algunos aplauden la iniciativa, otros se sienten molestos con lo que perciben como una desconexión de la realidad. Pero lo cierto es que este tipo de contenidos abre el diálogo, y eso ya es bastante.