Cada día parece que Cuba se hunde un poquito más en una espiral de desesperanza. Y cuando la violencia toca de cerca, el dolor se hace aún más insoportable. Así lo compartió en TikTokuna cubana que vive en Estados Unidos, al enterarse del asesinato de un amigo muy cercano a su familia. El hombre fue apuñalado durante un robo en su propia casa. Sí, en su casa, ese lugar que debería ser lo más seguro del mundo.
En su video, Saylin habla desde el corazón. No hay actuación, no hay exageraciones. Solo una mujer devastada contando que alguien a quien quería murió por enfrentarse a unos ladrones. “Señores, es triste ver el nivel de violencia que hay en Cuba”, dice al borde de las lágrimas. Cuenta que los asaltantes entraron en la madrugada, y la víctima, al escuchar ruidos, se levantó para defender su casa. Logró encararlos, pero ellos lo apuñalaron y lo dejaron tirado. Lo encontraron al amanecer, pero ya era tarde.
¿Y todo para qué? Según Saylin, los ladrones se llevaron un caballo y una yunta de buey. Nada más. Una vida por dos animales. “Eso es lo que vale la vida de una persona en Cuba”, lamenta. Y duele más cuando sabes que no era un tipo conflictivo, sino un hombre trabajador, honesto, que solo quería proteger lo suyo. Como muchos otros. Como cualquiera.
Las reacciones en TikTok no tardaron. Cientos de personas se volcaron a expresar su tristeza, su rabia, su impotencia. “¿Qué está pasando en nuestro país?”, preguntaba una usuaria entre signos de exclamación y emojis de llanto. Otra contó que a su padre también intentaron matarlo en circunstancias similares. Y alguien más recordó el asesinato de su tío en Bayamo… ¡por un teléfono viejo! “En Cuba la vida no vale nada”, escribió.
Y como si fuera poco, la indignación crece al ver cómo las autoridades responden —o más bien, cómo no responden. “Los agarran y los sueltan a los meses”, decía una usuaria. “Así mismo”, respondió Saylin, sin poder esconder la frustración.
Pero el caso que contó Saylin no es el único. En las últimas semanas, se han reportado crímenes espeluznantes en toda la isla. En Santiago de Cuba, un hombre atacó a su pareja con un machete frente a sus hijos. En Matanzas, un músico con discapacidad fue apuñalado por robarle unas monedas. En Artemisa, un médico fue asesinado con 22 puñaladas en pleno apagón. En Camagüey, los vecinos viven aterrados por encapuchados que entran de madrugada a robar.
Cada historia tiene su propio horror, pero todas comparten lo mismo: un país donde reina el miedo y la gente siente que la justicia no existe. Lo que Saylin expresó con lágrimas y un nudo en la garganta lo sienten miles de cubanos cada día. “De veras que es triste”, repetía una y otra vez. Y esas palabras, simples pero contundentes, resumen una realidad que duele más de lo que se puede explicar.