El primer ministro cubano, Manuel Marrero Cruz, soltó lo que llevaba por dentro en plena reunión del Consejo de Ministros: los errores en el comercio exterior están saliendo demasiado caros, y no basta con regañitos administrativos. Según dijo, si hay que ir más allá, pues que se llegue incluso a responsabilidades penales. «El que metió la pata, que lo pague», fue básicamente el mensaje.
El punto caliente de la jornada fue un informe presentado por Oscar Pérez-Oliva Fraga —sobrino-nieto de Fidel, para más señas— y actual ministro de Comercio Exterior. El hombre explicó que al menos 13 organismos y empresas han tenido pérdidas fuertes por meteduras de pata en sus operaciones con el exterior.
Entre los líos que se mencionaron están los contratos incumplidos, malos acuerdos con proveedores y clientes, trabas burocráticas para cobrar, y una pila de desorganización que hace que el proceso de importar y exportar en Cuba sea más lento que guagua sin gasolina.
También se habló claro de algo que molesta a cualquiera: la falta de seriedad a la hora de manejar los contenedores, que no se extraen ni se devuelven a tiempo, encareciendo aún más todo. En una economía que ya camina en puntillas, ese tipo de fallos no solo frena el desarrollo, sino que profundiza la crisis de alimentos y combustibles que ya pesa sobre el pueblo.
Marrero, con cara de pocos amigos, dijo que hay que dejarse de paños tibios: más inspecciones sorpresas, medidas directas en los lugares problemáticos y cero tolerancia con quienes la embarcan. Según él, lo que hace falta es compromiso, control y consecuencias claras. Nada de que cada cual haga lo que le da la gana sin pagar por el daño que causa.
También hubo tema de pesos y cambios en la reunión. Mildrey Granadillo, viceministra de Economía, presentó una propuesta para rediseñar el mercado cambiario oficial. El objetivo: tratar de ponerle orden al desbarajuste con el dólar y otras divisas, algo que sigue generando muchas distorsiones en la economía nacional. El proyecto aún está en ajustes, porque, como todo en Cuba, la cosa no es fácil ni rápida.
Joaquín Alonso, ministro de Economía, hizo su parte mostrando números: hay avances en algunas exportaciones, pero la producción agropecuaria sigue floja, con el huevo escaso y subiendo de precio. De hecho, los precios agropecuarios subieron un 2% en febrero, un golpe más al ya maltrecho bolsillo del cubano.
Aun así, hubo un dato que sacó una media sonrisa: el Estado cerró con un superávit de 480 millones de pesos, por encima de lo previsto en ingresos. Nada mal en medio del caos.
Además, se aprobó una Estrategia de Comunicación Política para reforzar la imagen del gobierno y promover la unidad nacional —porque ya sabemos que en tiempos de crisis, la propaganda también juega su papel. Y para cerrar con broche institucional, dieron luz verde al anteproyecto del nuevo Decreto-Ley de Aduanas, con la idea de hacer más eficiente el trabajo de la Aduana General de la República.