El nombre de Erisnelsy Torres Castillo empieza a hacer ruido —y del bueno— en los rincones más duros del boxeo. Esta cubana de armas tomar acaba de anotarse su primera victoria en el Bare Knuckle, una disciplina brutal donde no hay guantes que amortigüen los golpes. Lo logró en Carolina del Sur, y con esa sonrisa que mezcla alivio con orgullo soltó una frase que lo dice todo: “La cima se alcanza superando los altos y bajos del destino, sin rendirse”.
La pelea que la puso en el mapa fue el 4 de abril, en el John T. Rodes Sports Center, allá en Myrtle Beach, Carolina del Norte. Enfrente tenía a Andy Nguyen, una veterana con 20 combates a sus espaldas. Pero ni la experiencia ni las estadísticas pudieron con la garra de Erisnelsy, que metió presión desde el primer round y se llevó la victoria por decisión unánime. Como quien dice, mandó en el ring de principio a fin.
Este triunfo tiene un sabor especial porque no es solo una victoria cualquiera: es la primera en este estilo de pelea para Torres Castillo. Su debut fue una caída, sí, pero como buena guerrera, se sacudió el polvo y volvió con más hambre. En sus redes sociales, agradeció a quienes han estado ahí firme con ella: su familia y sus entrenadores, Adams Bones y A.J. Easley, que han sido clave en su crecimiento.
Estados Unidos ha sido su nueva esquina, su plataforma de despegue. Aunque no le gusta detenerse mucho en el pasado, Erisnelsy dejó claro que ha tenido que cruzar tormentas para llegar hasta aquí: “He pasado tanto que no quiero hablar mucho de eso… ahora estoy en mi momento, enfocada en mi carrera profesional”. Y como buena atleta con los pies en la tierra, remató con algo que suena a mantra: “Nada es perfecto. Esta es solo una victoria entre muchas que vendrán. Hay que seguir fajándose”.
El Bare Knuckle Boxing, con su crudeza y cero concesiones, se ha convertido en terreno fértil para los boxeadores cubanos que buscan profesionalizarse fuera de la isla. Erisnelsy no está sola en esta movida: cada vez son más los peleadores, hombres y mujeres, que están encontrando en este deporte una oportunidad real para crecer, competir y, quién sabe, alcanzar la gloria.
