Una noche que parecía tranquila en el reparto Nuevo Van Van, más conocido por los santiagueros como La Micro, terminó convertida en una pesadilla. Un hecho de violencia doméstica estremecedor ha dejado al barrio marcado por el dolor y la incertidumbre.
Todo ocurrió en el Edificio 25, uno de esos bloques multifamiliares típicos de la zona. Según vecinos del consejo popular Altamira, los protagonistas de este terrible suceso eran una pareja que había llegado hacía poco desde Baracoa, en Guantánamo. No eran muy conocidos en el barrio, pero lo ocurrido esa noche los convirtió, tristemente, en el centro de todas las conversaciones.
Pasadas las ocho, el silencio fue roto por gritos desesperados que salían de uno de los apartamentos. Vecinos corrieron a ver qué pasaba y se toparon con una escena de horror: el hombre había agredido brutalmente a su pareja delante de sus hijos menores, y luego, convencido de que la había matado, se quitó la vida en una de las habitaciones.
La mujer, aunque gravemente herida, fue encontrada con vida. Gracias a la rapidez de quienes acudieron a socorrerla, lograron trasladarla al Hospital Militar Joaquín Castillo Duany, donde permanece ingresada en estado crítico. Los médicos han logrado estabilizarla, pero su pronóstico sigue siendo muy delicado.
“Fue algo que nadie se esperaba”, comentan algunos vecinos, todavía en shock por lo sucedido. La policía llegó enseguida al lugar, acordonó el edificio y comenzó a investigar. Hasta ahora, no se han revelado nombres ni detalles oficiales, pero la comunidad no ha dejado de hablar del impacto que esto ha tenido, especialmente por el hecho de que los niños presenciaron todo.
Ese detalle, quizás el más desgarrador, ha generado una ola de indignación. Muchos se preguntan quién está ahora cuidando de esos pequeños, y si han recibido el apoyo psicológico que claramente necesitan tras un trauma así.
Este hecho ha vuelto a encender las alarmas sobre la violencia de género en Cuba, un tema que ya no se puede seguir esquivando. Aunque la sociedad cubana ha hablado más en los últimos años sobre estos casos, la isla sigue sin contar con una ley integral que aborde la violencia machista como delito específico. Esto deja a muchas mujeres —y a sus hijos— sin una red de protección real.